Enamorada de Potter (Harry Potter y tu)

59- A Weasley Vamos a Coronar

El domingo no era mi día favorito, aunque no resultó muy malo, no había tomado la palabra con nadie desde el sábado en la mañana.

En el tablón de anuncios de Slytherin habían colgado un enorme letrero, que estaba escrito con grandes letras negras, y al final había un sello oficial junto a una pulcra firma cargada de florituras.

POR ORDEN DE LA SUMA INQUISIDORA DE HOGWARTS

De ahora en adelante quedan disueltas todas las organizaciones y sociedades, y todos los equipos, grupos y clubes.

Se considerará organización, sociedad, equipo, grupo o club cualquier reunión asidua de tres o más estudiantes.

Para volver a formar cualquier organización, sociedad, equipo, grupo o club será necesario un permiso de la Suma Inquisidora (profesora Umbridge).

No podrá existir ninguna organización ni sociedad, ni ningún equipo, grupo ni club de estudiantes sin el conocimiento y la aprobación de la Suma Inquisidora.

Todo alumno que haya formado una organización o sociedad, o un equipo, grupo o club, o bien haya pertenecido a alguna entidad de este tipo, que no haya sido aprobada por la Suma Inquisidora, será expulsado del colegio.

Esta medida está en conformidad con el Decreto de Enseñanza n.° 24.

Firmado:

Dolores Jane Umbridge
Suma Inquisidora

Fruncí el ceño y hasta que no entré en el Gran comedor en donde se percibía un rumor de una intensidad peculiar y una agitación mayor que la habitual, no tomé el tema. Los alumnos iban y venían por sus mesas, comentando unos con otros lo que habían leído.

—¿Ya viste lo que ha puesto la profesora Umbridge? —le pregunté a Malfoy cuando me senté en la mesa de Slytherin.

—Desde hace rato.

—¿Entonces?... Tenemos que pedir permiso para poder jugar quidditch, ¿no lo ves molesto?

—Uuuh, por supuesto que no, Riddle, por lo que me parece realmente irrelevante pensar en ello —dijo Draco metiendo a su boca un pedazo de pastel de carne y cuando terminó de masticar y tragar volvió a hablar.

—Asi que mientras mi padre conozca a esta profesora, en todo lugar en donde vea mi nombre ella dirá que si a todo.

—Tienes razón.

—Claro que Draco tiene razón —habló una voz chillona— ¿No ves a este increíble chico?... él siempre tiene la razón, Riddle, cosa que tú no.

Era Parkinson quien se habia sentado en la mesa junto a Bulstrode.

—¿De verás? —pregunté irónicamente tomando una zanahoria con el tenedor —... Casi te pregunto —me metí a la boca la zanahoria y aparté mi vista de ella.

Cuando entre en el aula sólo se hallaba el profesor Binns, flotando un par de centímetros por encima de su silla, como de costumbre, mientras se preparaba para continuar su monótono discurso sobre las guerras de los gigantes.

Volteé a la ventana.

La lechuza de Potter, Hedwig, estaba posada en el estrecho alféizar, mirando a su dueño a través del grueso cristal, con una carta atada a la pata.