Enamorada de Potter (Harry Potter y tu)

81- La Varita de Saúco

Vi caer un cuerpo por el boquete abierto en la fachada del colegio, por donde entraban las maldiciones que les lanzaban desde los oscuros jardines.

—¡Agachados!

La lluvia de maldiciones golpeaban las paredes.

—¡Protego! —exclamé esquivando las maldiciones que venían de afuera.

Percy estaba tumbado sobre el cadáver de Fred.

—¡Vamos, Percy, tenemos que movernos!

—¡Percy!

Lágrimas caían de los ojos de el chico pelirrojo, limpiando la mugre. Cuando Weasley intento moverlo, este se negó

—¡No puedes hacer nada por él! Nos van a…

Una monstruosa araña del tamaño de un coche pequeño intentaba colarse por el enorme boquete de la pared.

Vários hechizos colisionaron, y el monstruo salió despedido hacia atrás, agitando las patas de forma repugnante antes de perderse en la oscuridad.

—¡Ha venido con sus amigos!

Los hechizos aturdidores iban hacia los mortifagos que venían. Las maldiciones pasaban rozando y levantaban nuestro cabello.

—¡Larguémonos ya! —urgió.

—Mira, ahí mismo —Harry señaló una armadura, quién Percy y el llevaban a Fred por las axilas.

Corrí por los pasillos, que estaba repleto de polvo, fragmentos de yeso y piedra y cristales rotos, detrás de los cuatro chicos.

Había un montón de gente; unos avanzaban y otros retrocedían.

— ¡¡Rookwood!! —Le grito Percy a uno de los mortifagos que perseguían a un par de alumnos.

—¡Aquí, ambos! —chilló Hermione.

Ella se hallaba detrás de un tapiz sujetando a Ronald, que intentaba ir tras su hermano, Percy.

—¡Escúchame! ¡Escúchame, Ron!

—¡Quiero ayudar! ¡Quiero matar mortífagos! —exclamó mirándome.

El chico tenía la cara desencajada, manchada de polvo y humo, y temblaba de rabia y dolor.

—¡Nosotros somos los únicos que podemos acabar con Voldemort, Ron! ¡Por favor, escúchame! ¡Necesitamos capturar a la serpiente, tenemos que matarla! —le decía Hermione— ¡Esa serpiente es el último horrocrux!

Fruncí el ceño.

—¡Lucharemos! —exclamó Hermione— ¡Tendremos que luchar para llegar hasta la serpiente! ¡Pero no perdamos de vista nuestro objetivo! ¡Les repito que somos los únicos que podemos acabar con Voldemort!

— Tienes que enterarte del paradero de Voldemort, porque la serpiente debe de estar con él, ¿no? ¡Hazlo, Harry! ¡Entra en su mente! —Hermione me miro— Nos ayudarás ¿cierto?

Ambas no habíamos sido amigas desde hacía mucho, nadie parecía tenerme confianza.

Tragué saliva y asentí con la cabeza.

De nuevo el nudo en mi garganta se presentaba.

Cerré los ojos, los ruidos en el colegio desvanecían, y ahora me encontraba en un lugar donde se veían los destellos previniendo de el colegió.

Hacía rodar la varita mágica con los dedos, examinándola..

—Mi señor —dijo Lucius con el mismo tiemble de voz.— Se lo ruego, mi señor… Mi hijo…