58- Reunión en Cabeza de Puerco

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-¿Alguien alguna vez en su vida le ha dicho lo bien que se le ve ese corte de pelo, profesora?...

Umbridge se ruborizó y tocó las puntas de sus cortos cabellos con mucha halagación y luego llevó a su boca la taza de té y bebió un sorbito muy pequeño.

«¡Salazar! Perdoname, pero se ve mas fea que un sapo. »

Amplié mas mi sonrisa.

-Habia querido pedirle una disculpa, profesora. Creo que ya he comprendido a lo que usted se referia y... usted sabe, tiene la razón en todo -dije amablemente y fingiendo un tono triste como si realmente estuviera arrepentida de lo que habia dicho.

-Me parece muy convicente lo que me has dicho, Claire, pero... -le echó un cubito de azúcar a su té y empezó a mover la cuchara para mezclarlo.

Las manos empezaban a sudarme, jamás habia hecho algo así en persona, corriendo el riesgo de ser descubierta o ser puesta al mismo castigo.

-Yo... yo... -dije sin apartar la mirada de la taza intentando inventar algo rápido- Eh, tuvo una mala impresión de mí y acepto eso.

No sabia cuanto iba a durar todo aquello pero realmente queria que todo acabara y saliera bien porque después de todo, Umbridge no se veia tan convencida.

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En la clase de Transformaciones había hecho desaparecer a los ratones con una gran excelencia, tanto que fui halagada por McGonagall por mi manera de desaparecerlo.

Por lo siguiente, en la mañana estuve buscando ingredientes de pociones para un trabajo que nos había encargado Snape ya que como ya no tendría que acudir a los castigos de Umbridge, mi horario se veia más flexible.

Y como Snape me habia dicho, hacer que Umbridge confiara al menos un poco en mí y tuviera una buena impresión de mí era demasiado fácil, solo bastaba tratarla con respeto, concordar con ella y por supuesto, halagarla a ella y a su forma de enseñar. Realmente me preguntaba como habia salido ilesa de ese incidente.

La primera semana de Octubre teníamos permitido ir a Hogsmeade y eso haría. Al menos a caminar por todo el lugar para despejar mi mente cosa que me resultaba sencillo sin embargo, no iba a poder despejarla ya que la noche anterior, recibí un pergamino diciendo; "Mañana ve a el pub Cabeza de Cerdo"

Después de desayunar forme una fila delante de Filch, que comprobó que nuestros nombres aparecían en la larga lista de estudiantes que tenían permiso de sus padres o tutores para visitar el pueblo.

-Sin Esther no hubiera sido posible que yo pudiera ir a Hogsmeade... -recordé y di un suspiré.

No quería recordar a Esther ya que un sentimiento de nostalgia y tristeza se apoderaba de mí y ese sentimiento lo odiaba, por eso casi nunca lloraba ni me entristecía. Siempre había evitado sentirme de tal forma.

Me encaminé al pub, sola y sin compañía con ninguna idea de cómo era aquel lugar mas que suponer que debía ser un lugar muy guarro.

Cuando llegué pude notar que el pub era justo a como lo habia supuesto ya que no se parecía en nada a Las Tres Escobas, que era un local limpio y acogedor.

Cabeza de Puerco consistía en una sola habitación, pequeña, lúgubre y sucísima, donde se notaba un fuerte olor a algo que podría tratarse de cabras.

Las ventanas tenían tanta mugre incrustada que entraba muy poca luz del exterior.

Por eso el local estaba iluminado con cabos de cera colocados sobre las bastas mesas de madera.

A primera vista, el suelo parecía de tierra apisonada, pero no, habían piedra debajo de una capa de roña acumulada durante siglos.

En la barra había un individuo que llevaba la cabeza envuelta con grises y sucias vendas, aunque aun así se las ingeniaba para tragar vaso tras vaso de una sustancia humeante y abrasadora por una rendija que tenía a la altura de la boca.

Enamorada de Potter (Harry Potter y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora