32- El Traslador

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Abrí los ojos jadeando, cómo si estuviera corriendo.

El pecho me ardía.

Toqué la cicatriz de mi pecho, sentía como si se me hubiera abierto una herida.

Me incorporé en la cama y me miré en el espejo que estaba en una esquina de la habitación, prendí la luz.

En el espejo solo me veía con una mirada de desconcierto en mis ojos.

Regresé a la cama.

Traté de recordar que fue lo que soñe, Voldemort y Colagusano habían hablado sobre alguien a quien habían matado, aunque no podía recordar su nombre... y habían estado planeando un nuevo asesinato: el de Potter.

Quería contarle a alguien de mi sueño.

En el sueño no me intentaba proteger a mi misma, protegía a alguien.

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HARRY:

Tío Vernon dejó el periódico a un lado con un resoplido de disgusto y observó el trozo de pomelo.

—¿Esto es el desayuno? —preguntó de mal humor a tía Petunia.

Ella me dirigió una severa mirada y luego asintió con la cabeza, mirando de forma harto significativa a Dudley, que había terminado ya su parte de pomelo y observaba mi pomelo con una expresión muy amarga en sus pequeños ojos de cerdito.

Tío Vernon lanzó un intenso suspiro que le alborotó el poblado bigote y tomo la cuchara.

Seguí comiendo a gusto.

Llamaron al timbre de la puerta.

Tío Vernon se levantó con mucho esfuerzo y fue al recibidor.

Veloz como un rayo, mientras tía Petunia preparaba el té, Dudley le robó a su padre lo que le quedaba de pomelo.

Oi murmullos.

A alguien riéndose y a tío Vernon respondiendo de manera cortante.

Luego se cerró la puerta y oí rasgar un papel en el recibidor.

Tía Petunia posó la tetera en la mesa y miró a su alrededor preguntándose dónde se había metido tío Vernon.

No tardó en averiguarlo: regresó un minuto después, lívido.

—Tú —gritó—. Ven a la sala, ahora mismo.

«¡Ugh! ¿Ahora que hice? »

Me levanté, sali de la cocina detrás de tío Vernon y fue con el hasta la sala.

Tío Vernon cerró la puerta con fuerza detrás de nosotros.

—Vaya —dijo, yendo hasta la chimenea y volteando hacia a mi como si estuviera a punto de pronunciar la sentencia de su arresto—. Vaya.

«¿Vaya qué?»

Estaba sometido a una fuerte tensión por la carencia de alimento. Adopte una expresión de cortés desconcierto.

—Acaba de llegar esto —dijo tío Vernon, blandiendo ante mí, un trozo de papel de color púrpura—. Una carta. Sobre ti.

El tío Vernon dejo al lado un pequeño plato hondo y guardo un sobre en su bolsillo.

¿Quién le escribiría a tío Vernon sobre mi? ¿Conocía a la persona que envio las cartas por correo? ¿Que fue lo que tío Vernon escondió en su bolsillo?

Tío Vernon me miraba con irá.

Bajó los ojos al papel y empezó a leer:

Estimados señor y señora Dursley:

Enamorada de Potter (Harry Potter y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora