Enamorada de Potter (Harry Potter y tu)

74- Los Siete Potters

CLAIRE:

Los muebles estaban arrinconados contra las paredes para dar espacio a los presentes, la chimenea ya hacía encendida para iluminar el lugar en lo que conllevaba a los demás que se hallaban en silencio.

Snape y Yaxley estaban en el umbral.

Miré a la mujer con la cabeza abajo sobre la mesa, quién giraba despacio, en el aire, y parecía depender de una cuerda invisible.

Nadie la miraba.

—Yaxley, Snape —dijo Lord Voldemort— casi llegan tarde.

—Aquí, Severus —dijo Voldemort señalando el asiento que tenía a su izquierda y al frente mío— Yaxley al lado de Dolohov.

Los aludidos ocuparon los asientos asignados.

—¿Y bien?

—Mi señor, la Orden del Fénix planea sacar a Harry Potter de su actual refugio el próximo sábado al anochecer.

La mayoría de los mortifagos pusieron en tensión y expresaban su interés.

Tragué saliva.

—Conque el sábado... al anochecer —repitió Voldemort.

Sus ojos rojos se clavaron en los de Snape, negros.

—Bien. Muy bien. Y esa información procede...

—De esa fuente de la que ya hemos hablado —respondió Snape.

—Mi señor... —Yaxley, sentado al otro extremo de la mesa, se inclinó un poco para mirar a Voldemort y Snape.

Todos lo miraron.

—Mi señor, yo he oído otra cosa —dijo, y calló.— A Dawlish, el auror, se le escapó que Potter no será trasladado hasta el día treinta, es decir, la noche antes de que el chico cumpla diecisiete años.

Snape sonrió y comentó:

—Mi fuente ya me advirtió que planeaban dar una pista falsa; debe de ser ésa. No cabe duda de que a Dawlish le han hecho un encantamiento confundus. No sería la primera vez; todos sabemos que es muy vulnerable.

—Les aseguro, mi señor, que Dawlish parecía muy convencido —insistió Yaxley.

—Si le han hecho un encantamiento confundus, es lógico que así sea —razonó Snape— Te aseguro, Yaxley, que la Oficina de Aurores no volverá a participar en la protección de Harry Potter. La Orden cree que nos hemos infiltrado en el ministerio.

—En eso la Orden no se equivoca, ¿no? —intervino un mortífago lado de Yaxley; soltó una risita espasmódica y algunos lo imitaron.

Pero Voldemort no rió.

—Mi señor —continuó Yaxley— Dawlish cree que utilizarán un destacamento completo de aurores para trasladar al chico...

Lord Voldemort levantó una mano grande y blanca.

—¿Dónde piensan esconder al chico?

—En casa de un miembro de la Orden —contestó Snape— Según nuestra fuente, le han dado a ese lugar toda la protección que la Orden y el ministerio pueden proporcionar. Creo que una vez que lo lleven allí habrá pocas probabilidades de atraparlo, mi señor; a menos, por supuesto, que el ministerio haya caído antes del próximo sábado, lo cual nos permitiría descubrir y deshacer suficientes sortilegios para burlar las protecciones que resten.

—¿Qué opinas, Yaxley? —preguntó Lord Voldemort— ¿Habrá caído el ministerio antes del próximo sábado?

Yaxley se enderezó y explicó: