Enamorada de Potter (Harry Potter y tu)

15- Adiós, Potter

-¡Ginny! -se oyeron pasos- ¡No estes muertas! ¡Por favor, no estes muertas! Ginny, por favor, despierta.

-No despertará.

-Tom... ¿Tom Riddle?

-¿Qué quieres decir? ¿Por qué no despertará? ¿Ella no está... no está...?

-Todavía está viva -contestó Riddle-, pero por muy poco tiempo.

Quise abrir los ojos.

Me era difícil.

-¿Eres un fantasma?

Tom dió un suspiro.

-Soy un recuerdo -respondió Riddle- guardado en un diario durante cincuenta años.

-Tienes que ayudarme, Tom. Tenemos que sacarlas de aquí. Hay un basilisco... No sé dónde está, pero podría llegar en cualquier momento. Por favor, ayúdame...

-¿Has visto...?

Entre abrí los ojos.

Tom Riddle jugueteaba con la varita en sus manos.

-Gracias.

Una sonrisa curvó las comisuras de la boca de Riddle.

Siguió mirando a Potter, jugando indolente con la varita.

-Escucha ¡Tenemos que huir! Si aparece el basilisco...

-No vendrá si no es llamado -dijo Riddle con toda tranquilidad.

Potter volvió a posar a Ginny en el suelo.

-¿Qué quieres decir? -preguntó- Mira, dame la varita, podría necesitarla.

La sonrisa de Riddle se hizo más evidente.

-No la necesitarás -repuso.

-¿A qué te refieres, yo no...?

-He esperado este momento durante mucho tiempo, Harry Potter -dijo Riddle- Quería verte. Y hablarte.

-Mira, me parece que no lo has entendido.. estamos en la Cámara de los Secretos. Ya tendremos tiempo de hablar luego.

-Vamos a hablar ahora -dijo Riddle, sin dejar de sonreír, y se guardó en el bolsillo la varita.

-¿Cómo ha llegado Ginny a este estado?

-Bueno, ésa es una cuestión interesante -dijo Riddle, con agrado- Es una larga historia. Supongo que el verdadero motivo por el que Ginny está así es que le abrió el corazón y le reveló todos sus secretos a un extraño invisible.

-¿De qué hablas?

-Del diario -respondió- de mi diario. La pequeña Ginny ha estado escribiendo en él durante muchos meses, contándome todas sus penas y congojas: que sus hermanos se burlaban de ella, que tenía que venir al colegio con túnica y libros de segunda mano, que... -A Riddle le brillaron los ojos-... pensaba que el famoso, el bueno, el gran Harry Potter no llegaría nunca a quererla...

Mientras hablaba lo miraba fijamente.

-Es una lata tener que oír las tonterías de una niña de once años -siguió- Pero me armé de paciencia. Le contesté por escrito. Fui comprensivo, fui bondadoso. Ginny, simplemente, me adoraba. Nadie me ha comprendido nunca como tú, Tom... Estoy tan contenta de poder confiar en este diario... Es como tener un amigo que se puede llevar en el bolsillo...

-¿Y por qué querías conocerme? -preguntó Potter.

-Bueno, verás, Ginny me lo contó todo sobre ti, Harry -dijo Riddle- Toda tu fascinante historia. Quería averiguar más sobre ti, hablar contigo, conocerte si era posible, así que decidí mostrarte mi famosa captura de ese zopenco, Hagrid, para ganarme tu confianza.