Capitulo 2

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• Luke •

   —Luke, ¿podemos hablar? —escuché la voz de mi madre por sobre la música que explotaba en mis oídos. Me hice el que no la había escuchado y seguí con mis ojos cerrados. Ya sabía a qué venía, y no quería oírlo de nuevo.

   Sentí como arrancaban bruscamente los audífonos de mis orejas y me obligué a abrir los ojos, viendo a una Liz Hemmings de brazos cruzados y ceño fruncido frente a mí. Me incorporé en mi cama, pegando mi espalda en la pared y preparándome para la conversación que había oído los últimos tres meses.

   Mis padres decidieron inscribirse en una de estas páginas para ayudar a adolescentes en busca de mejores oportunidades de estudio. Aunque a mí me pareció una pésima idea, ellos estaban bastante ilusionados con todo el asunto. Digo, no éramos una familia muy grande, y el dinero no era problema, pero simplemente estábamos mejor así, sólo nosotros, y ahora teníamos a una chica que apenas conocemos en nuestra casa. ¿Qué pasa si es una loca o una ladrona? Entonces ya sería demasiado tarde. 

   De todos modos, decidí ser cauteloso, y no tenía ganas de siquiera conocerla.

   —¿Puedo saber por qué has sido tan grosero? —preguntó con una ceja levantada y voz furiosa.

   Oh no, no esa maldita ceja.

   —No le he dicho nada malo. —Dije en mi defensa, llevando los audífonos de nuevo a mis orejas, sólo para que mi madre los arrebatara de mis manos y los pusiera lejos de mi alcance.

   —¡Ese es el problema! No le has dirigido la palabra, Luke. Eso fue de muy mala educación. ¿Qué pasó con la promesa que hiciste hace una semana, de que serías amable?

   —Se fue al diablo. —Respondí, encogiendo mis hombros.

   —¡Oh! Pues bien, el viaje a París también se va al diablo. —Dijo alzando su voz, dando zancadas hacia la puerta.

   No el viaje. Podía quitarme todo menos el viaje.

   Habíamos planeado esto desde hace dos años, y teníamos lo suficiente para ir. Era, algo así, como un viaje de graduación. Todos los de mi grado y yo decidimos ir a Francia como viaje de último año, y he estado esperando por ello desde el día en que la idea salió a la luz, no puedo permitir que una tonta norteamericana arruine mis planes.

   Tenía un gran grupo de amigos, éramos 10 para ser exactos. Calum y Thomas eran quizás los más cercanos a mí, con el último había conservado una buena amistad por los últimos siete años. Son con los que más me agrada pasar el rato, y como que sé que puedo contar con ellos siempre. También están Raphael y Nick; ellos eran parte del equipo de rugby del instituto donde estudiábamos, el Fraternel, o como las personas solían llamarle: "escuela para niños ricos". Si bien era una institución privilegiada, no contaba con las mejores instalaciones ni la más alta tecnología, pero si había que admitir que era de las mejores de la ciudad.

   El chico nuevo, Blake, se unió a nosotros luego de mudarse de Inglaterra. Él seguramente era el más tranquilo de todos; no tomaba alcohol, al menos no frente a ninguno de nosotros, ni andaba de chica en chica, así que supongo era la cabeza del grupo. Y las demás, Heather, Rachel, Taylor y Veronica, eran las únicas mujeres entre nosotros. La última había salido con Tom por unos cinco meses hasta ahora. Ella y yo no solíamos hablar mucho, y bueno, a simple vista se notaba su antipatía y egocentrismo, y aunque Thomas seguía insistiendo de que no era tan mala chica, casi podías oler el ego al acercarte a ella. Me parecía insoportable.

   Heather era algo así como mi chica. No salíamos, quiero decir, yo no salía con nadie, pero era mi favorita para pasar el rato. Podría atreverme a decir que era de las chicas más calientes del Frat.

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