Capitulo 30

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• Luke •

   —Tienes que mantener tu jodida boca cerrada, Jack. —Advertí en un susurro, el nerviosismo completamente apoderado de mí.

   Mamá nos llamaba para integrarnos a la mesa donde todos empezaban a disfrutar de la barbacoa. Miré a Bethany, sentada entre su mejor amigo y su abuela. Advertí que estaba ansiosa por como sus manos se apretaban en puños e intentaba controlar su respiración miserablemente. Maldición, yo mismo estaba bastante nervioso.

   —¿Cómo siquiera se te ocurre, Luke? —reprende en una voz seria, sus musculosos brazos cruzados sobre su pecho —. No quiero imaginar en la cantidad de problemas que vas a meterte si nuestros padres te descubren.

   —No lo van a hacer. —Aseguré.

   Había sido tontamente descuidado. Quería abofetearme tantas veces por no cerrar mi puerta con llave; no quería pensar en qué hubiera ocurrido si Jack entraba un par de minutos antes. Sobretodo cuando ella se retorcía ante mi tacto.

   Mi boca se hace agua de sólo recordarla.

   Bethany me volvía loco, muy específicamente de la buena manera. Era normal para mí sentir atracción sexual con algunas chicas pero, mierda, todo era diferente con ella. Tanto, que no soy capaz de explicarlo, mucho menos retenerlo. Quería tenerla cerca en todo momento, a pesar de que pasábamos juntos la mayor parte del tiempo. Pero la mayor parte del tiempo parecía nunca ser suficiente, porque no era capaz de apartarme por mucho.

   El trabajo era una pesadilla, y aún más a sabiendas de que ella se encontraba sola en su habitación sin mera compañía. Llamé a Anna y Ashton un par de veces para que intentaran animarla pero, cuando no estaban disponibles, mi mente maquinaba un millón de escenas de ambos en su habitación, reconfortándola de su dolor. Fui amonestado más de una vez por mi desconcentración en la tienda de la hermana de Nick.

   Al principio, mi intención era hacerla perder el juego. La ducha juntos no ha logrado salir de mi cabeza, y ya ha formado parte de mis muchas fantasías sexuales con Bethany. Sin embargo, eso se había esfumado en el preciso instante que logré advertir sentimientos reales en todo el embrollo. No estaba enamorado, ni siquiera un poco, pero debía admitir que la chica me encantaba mucho más de lo que alguna otra haya podido gustarme a lo largo de mi vida.

   Pero, carajos, ¿cómo podía explicarle eso a mi hermano sin sonar como un completo imbécil? Él me conocía como nadie, y sabía perfectamente mi reputación. Sé que no me creería si le digo que voy en serio con Beth, porque ni yo mismo lo sabía. ¿Habría pensado ser su novio en algún momento? No, y mis padres tampoco lo permitirían. Liz Hemmings no ha parado de hacer comentarios tontos como: "¡Al fin se tratan como los hermanos que son!", sólo porque no peleamos ni intercambiamos conversaciones antipáticas como solíamos hacerlo, y yo he dejado de hacer comentarios respecto a su estadía en mi casa, pues, por supuesto que ya no me importaba. Ni siquiera podía recordar como era todo antes de que ella llegara.

   De todas maneras, una relación sería imposible entre nosotros. Mi padre, por suerte, no se cree eso de la hermandad, pero dudo que tenga sospechas de cualquier otra cosa que no sea una inofensiva amistad, y espero mantenerlo así. Sería todo más fácil si aún nos detestáramos, porque así no habría un miedo constante de ser descubiertos por besarnos en alguna parte de la casa. 

   ¿Cómo siquiera terminamos de esta manera? 

   —Te recomiendo que dejes tus juegos fuera de esa chica —sermonea mi hermano, una mirada severa sobre mí —. Además de ser inconveniente para ti, ella se vería bastante afectada. ¿De veras crees que mamá le permitirá seguir viviendo aquí si sabe que tiene un amorío contigo? —bufó —. También le dirías adiós a tu viaje a París de fin de curso. Hay mucho en juego aquí, Luke.

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