Capitulo 12

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• Luke •

   No sé por qué bebí todo ese vodka. Estaba totalmente mareado y pensaba cosas sin sentido. Quería moler a Zeke a golpes. No podía dejar de mirarlo junto con Bethany cómodamente hablando en el sofá. Estaban muy cerca el uno del otro y eso me molestaba, ¿por qué me molestaba? Porque Zeke era un imbécil, sí. Definitivamente no tenía nada que ver con celos.

   A veces pretendo no recordar por qué en el infierno él me caía tan mal, porque si a eso vamos, yo fui el amante de su novia, ¿cierto? Pero presumo que se debe a todo el daño que causó el pasado año y que tuvo la atención de Heather cuando yo quería que estuviera conmigo. Cuando ella no debía estar con él. Me había dado justo en el orgullo, y no me gustaba.

   ¿Qué había pasado entre ella y yo hacía unas horas? Mis recuerdos estaban borrosos, ¿la había besado? No, creo que si lo hubiera hecho lo recordaría. Pero, diablos, que no se diga que no quería hacerlo. Sus labios simplemente me llamaban.

   Ahí está, cosas sin sentido.

   Subí como pude las escaleras hasta mi habitación y me tumbé en la cama.  Me sentía cansado y tenía sueño. Eran las cuatro de la mañana para cuando la fiesta terminó. Todos ya se habían ido, a excepción de los chicos y otro grupo pequeño de personas más, pero yo ya no podía con mi vida.

   Me dolía la garganta. Tragué saliva despacio, notando una especie de quemazón. Segundos después, logré abrir los ojos, pero los cerré de nuevo rápidamente tras advertir los rayos de sol que penetraban por la ventana de la habitación. Me di la vuelta en la cama con la esperanza de dormir otro poco. 

   Juré que no volvería a beber nunca más. Solía prometerlo a menudo, pero en esa ocasión iba en serio.

   Ni yo me creía ese cuento.

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   No sé qué hora era, pero era tarde. Muy tarde. Mis padres llegarían de visitar a la abuela a las seis y, según el reloj de mi teléfono, eran las tres treinta. Será mejor bajar a limpiar el desastre que seguro todos habían hecho.

   Mi cabeza no dejaba de latir. Dolía demasiado. Fui al baño de mi habitación y me mojé la cara con agua fría para despertarme un poco, lo que no funcionó, aún me sentía extremadamente agotado.

   Al salir de mi recámara revisé las habitaciones para ver si todo estaba en orden, y a simple vista así era. 

   Dejé la de Bethany para el final, seguramente ella estaba ahí, así que no tendría por qué preocuparme. Sin embargo, después de unos cuantos toquidos, nadie había respondido del otro lado. Entré sin previo aviso y me encontré con una habitación completamente ordenada, pero vacía. No había nadie ahí. ¿Dónde estaba Bethany?

   Bajé las escaleras lentamente. Si hacía algún movimiento brusco mi cabeza de seguro estallaba. Eché un vistazo a la casa y me dije que podría estar peor. Solo había algunos vasos y botellas aquí y allá, pero nada del otro mundo.

   Busqué a Bethany por todas partes, en cambio, encontré a Calum babeando en el sillón.

   —Cal, despierta, ¿dónde está Bethany? —lo moví ligeramente en el hombro, pero el tipo parecía estar muerto —. Calum, ya levántate.

   —¿Nunca dejas de joder? —preguntó Calum entre sueños.

   —Tienes que ayudarme a ordenar todo antes de que mis padres lleguen.

   —Diablos, bien. —Dijo sentándose. Su cabello estaba alborotado de forma graciosa, y en su mejilla se veía la marca del sillón.

   —¿Dónde está Bethany? —pregunté por segunda vez. Él hizo una mueca.

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