Los rituales de fin de año varían de acuerdo a culturas, familias y tradiciones, y para Luke no fue la excepción. Por primera vez, decidió reunir a sus amigos más cercanos y queridos con el fin de hacer una especie de ceremonia privada, pero en lugar de hacer algo usual como el juego del amigo secreto, insistió en que todos escribieran sus nombres en un pequeño papel y lo lanzaran a un cuenco de cristal, para luego, uno a uno, escogiese un trozo al azar con un nombre, a cuya persona tendrá que escribirle una carta anónima expresando todo lo que siempre quiso decirle y nunca pudo.
El fin de todo esto, era poder soltar esas palabras retenidas y que todo aquello quedase en el año pasado, para poder empezar el año nuevo sin nada que decirse entre ellos.
Sin embargo, había un par de reglas: la primera, es que puedes escribir a quien va dirigida la carta, pero no quien la escribe; el destinatario se vería obligado a adivinar quién le había escrito dichas letras. La segunda, y más sencilla, era que la carta debía ser quemada justo después, para que no hubiese rastro alguno de las palabras expresadas.
Pero, creo que después de leer las cartas, algunos no tuvieron el valor de quemarlas...
CARTA 1
Sídney, Australia., 31 de diciembre del 2020.
Mi amado Raph,
Aunque no lo creas así, no hubiese preferido que alguien más me tocase sino tú, porque tengo tantas cosas que decirte que ni siquiera sé por dónde iniciar.
Para empezar, lamento mucho todo el dolor que estás pasando. Ni siquiera me imagino lo que debes sentir. Una parte de mí, lo hace. Una parte de mí no puede evitar advertir ciertas cosas cada vez que te veo, a pesar de que nunca fui capaz de decírtelo; pero jamás por cobardía, sino porque era mucho más grande el fuego pasional que se incrementaba dentro de mi pecho. Yo sé que tú más que nadie logra entenderlo.
Por este par de meses pasados, donde mi cabeza ha sido mi única distracción, debo admitir que llegué a fantasear un poco con un nosotros. Una línea alterna donde las cosas sucedieron de otra manera, donde ambos tuvimos el valor de hacernos cargos de nuestros sentimientos y de hablar sobre ellos de la manera correcta, donde no hubiese limitaciones ni miedos, sólo dos personas que se gustaban de verdad.
No importa lo que pase conmigo, Raph, ni dónde yo esté, ni con quién, siempre tendrás un espacio enorme en mi corazón. No podría soportar que te alejases de mí por esto o por cualquier otra cosa, porque tu amistad significa muchísimo para mí, y por eso quiero que sigas formando parte de mi vida.
Pero no te culparía si lo que deseas es alejarte. Está bien si no soportas verlo, si no soportas ser partícipe de todo; no quiero ser parte de tu sufrimiento. Contradictorio, ¿verdad? Es como si una parte de mí no quiere que te alejes jamás, pero otra más sensata sabe que eso es lo mejor para ti. Yo sólo quiero que hagas lo que tú creas más correcto.
No hay palabras suficientes para expresar todo lo que siento, y quisiera que existiese otra manera. Quizás la hay, pero no para mí, no en mi mundo, y no con lo que escogí. Espero que me entiendas. Espero que puedas perdonarme. Espero que decidas quedarte después de todo.
Y, por favor, encuentra a tu chica especial.
Te ama por siempre sin importar lo que pase,
Anónimo.
CARTA 2
Sídney, Australia. 31 de diciembre del 2020.
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Fugitiva
FanfictionTras cumplir los diecisiete años, Bridget Blackwell ha tomado la precipitada decisión de transferirse a un instituto al otro lado del mundo en su último año. Ella pensó que eso la alejaría de todos sus antiguos conflictos en casa, pero ahora, tendrá...