Capitulo 35

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• Bridget •

   —¡Soy una tonta, tonta, tonta! —exclamé con furia, caminando de un lado a otro con una mano en mi frente —. No debí dejarlo ir, Sam. ¿¡Qué carajos hice!?

   —Si te desesperas, no vas a lograr nada, Bridget —reprende mi mejor amigo por el parlante de mi móvil —. Concéntrate. Recuerda lo que has aprendido en terapia estos últimos días.

   —¡Al diablo con eso!

   Por mucho que lo intentara, no parecía mantenerme calmada. Que haya dejado ir a Luke en medio de la madrugada a un lugar que ni siquiera él conocía aún a sabiendas de lo que pasó más temprano esta noche, fue una completa irresponsabilidad de mi parte.

   No tenía idea de lo que estaba pasando. Quiero decir, sé que Nick estaba secuestrado, sé que Anna estaba varada en algún desconocido lugar lejos de aquí, y sé que hay personas que están en busca de ellos pero, ¿por qué? ¿Realmente tener tanto dinero los hacía tan vulnerables a este tipo de persecuciones nocturnas que terminaban en secuestros con el fin de obtener una recompensa, o sería algo más? Sea lo que sea, me asustaba como la mierda. ¿Me había ido lejos de mi país por estar en peligro, para estar en peligro de nuevo? Parecía ser una maldita broma.

   Todo esto, sólo le sumaba que han pasado tres horas desde que Luke se marchó.

   Intenté llamarlo una y otra vez, pero su teléfono parecía estar lejos de cobertura. No tenía idea de que hacer. No sabía si llamar a Andrew y Liz sería una opción porque, si Luke no estaba en peligro tal y como lo había dicho, esto solo lo metería en grandes problemas, pero si lo estaba... Mierda, ni siquiera soy capaz de imaginarlo.

   En todo mi estado de pánico habitual, terminé por llamar a Sam, quien es básicamente lo único que me ha mantenido en un pequeño estable estado mental para no terminar cometiendo una locura. Sin embargo, los nervios me estaban carcomiendo viva. No podía parar de llorar, o de hiperventilarme. Mis manos temblaban como gelatina en un sismo, mi pecho parecía arder en llamas, y mi corazón latía tan rápido que pensé que moriría. No sé cómo no me he desmayado para este punto.

   —Escucha, Bri, piensa con la razón. Probablemente Luke ha tenido que resolver un montón de problemas con la policía —dice Sam. Yo sigo caminando como demente —. ¡Su mejor amigo acaba de ser secuestrado! Él volverá. Estoy seguro de eso.

   —No puedes estarlo. Tú no viste como nos persiguieron —respondo, mi voz llena de completo terror. Siento las náuseas apoderarse de mí una vez más —. Espera, creo que vomitaré de nuevo.

   Sam suspira audiblemente.

   —No cuelgues la llamada.

   Troto hasta el cuarto de baño y me inclino frente al inodoro para devolver la comida por tercera vez. Ni siquiera creo que quede algo en mi estómago ya. Seguramente lo único que estaba desechando eran todos esos ácidos estomacales.

   La peor parte de la ansiedad, no sólo era someter mi cuerpo a tanta presión y estrés mentalmente, sino cuando se manifestaban síntomas físicos. Sabía que estaba en un alto nivel de angustia cuando comenzaba a vomitar como loca. A pesar de las terapias que efectivamente habían ayudado, aún no era suficiente para mantenerme positivamente tranquila en esta clase de situaciones y, no creo que sea para menos. Me di cuenta de que aún no lograba controlar que partes de mi cuerpo se durmieran por completo, o que mi respiración y sistema digestivo se comportaran. Es como si algo más dominara mi mente cuando tenía ansiedad. 

   Enjuago mi boca y me lavo la cara con agua helada, a pesar de que no puedo estar más despierta que ahora. Recojo mi celular del suelo y lo llevo hasta mi oreja nuevamente, tan sólo para escuchar la respiración de Sam.

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