• Luke •
La mitad de la siguiente semana fue sumamente estimulante.
No volví a ver a Bethany desde el sábado por la noche luego de aquella melodramática discusión con Heather. Me irritaba recordar todos los acontecimientos ocurridos los pasados días que la involucraban a ella. Definitivamente todo era más fácil cuando cierta chica no vivía en mi casa, pero si de algo estoy seguro, es de que agregaba un poco de acción a mi rutina.
Supongo que la extrañaba un poco de nuevo y a nuestra rivalidad incesante. Era satisfactorio tener un desafío con Bethany casi a diario, aunque sea fulminarnos con la mirada; pero no podía quejarme de lo bien que la estaba pasando solo en Bondi Beach. Echaba de menos a mi madre, y ni hablar de a Kate, quien me llama siempre después de la escuela para contarme cualquier cosa de su día. Tenía que planear una visita a mi casa pronto.
No me sentía extrañado de no haber recibido ninguna llamada de Bethany para agradecer el cambio de su habitación porque: primero, ser mal agradecida era lo suyo, y segundo, seguramente mis deliciosos caramelos la habían puesto frenética. Pagaría una fortuna por haber tenido la oportunidad de ver su reacción en ese momento. Me llegó un mensaje de Anna esa misma noche del domingo, sin embargo, algo así de que se me había ido de las manos. No respondí. No me sentía mal al respecto.
Pero ese miércoles a la media mañana, no pude evitar recapacitar el asunto de las gangreas en clases de química. ¿Era un error de mi parte? ¿Realmente había ido demasiado lejos? Recordé el aroma de Bethany impregnado en mi sudadera, que tuve que lavar par de veces para deshacerme de la dulce fragancia. Me tenía atolondrado, de todas las formas. Su olor parecía nublarme los sentidos, adentrándome en un mundo del que no tenía intenciones de escapar mientras esa fragancia estuviese presente.
Eso sólo había provocado que soñara con ella.
El escenario de Bethany desnuda en mi cuarto de baño se repitió en mi cabeza, pero esta vez, tenía un interesante y diferente final. Y era jodidamente perfecto.
No tenía ni la más remota idea de por qué me ocurría aquello. Ella ni siquiera estudiaba conmigo, y últimamente, ambos evitábamos vernos por la casa, así que esto me parecía una especie de maldición inmerecida. Necesitaba urgentemente un desahogo o alguna distracción para calmar mis pensamientos y sueños eróticos con Bethany, es por eso que, no me di a oportunidad de sentirme mal por lo que hice.
De todas maneras, quería que mis sueños volviesen a la normalidad, cuanto antes.
O se hicieran realidad.
—Hey, ¿podrías concentrarte? Apenas tengo idea de lo que estoy haciendo aquí. —Dice Tom en el asiento a mi lado, leyendo el libro entre sus manos.
Suspiré y estiré las piernas bajo el escritorio, hasta rozar con los pies a la compañera que tenía delante. Taylor se giró con el ceño fruncido.
—Deja de incordiar, Luke.
—Necesito tu bolígrafo. He dejado el mío.
Volví a encoger las piernas, al tiempo que Tay me tendía muy femenino bolígrafo con un pom pom en la parte superior del mismo que se movía conforme tomaba apuntes.
—¿Tiene escarcha? —pregunté, inspeccionando el bolígrafo tras escribir algunas frases. Taylor se inclinó sobre mis apuntes con una sonrisa.
—Sí, ¿no te gusta?
Proseguí tomando notas, intentando ignorar el estridente color rosado que inundaba mi libreta.
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Fugitiva
FanfictionTras cumplir los diecisiete años, Bridget Blackwell ha tomado la precipitada decisión de transferirse a un instituto al otro lado del mundo en su último año. Ella pensó que eso la alejaría de todos sus antiguos conflictos en casa, pero ahora, tendrá...