Capitulo 23

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• Bridget •

   A pesar de que la luz que entraba por la ventana era escasa, me resultaba muy molesta. Me removí incómoda en la cama y, cuando me incorporé, sentí que me dolían músculos que hasta ese momento no sabía que existían. Todo. Cada célula de mi cuerpo parecía resentida por los acontecimientos del día anterior pero, afortunadamente, la habitación había dejado de dar vueltas. 

   Estaba sola. No había nadie más en la estancia. 

   Me pregunté si realmente Luke me había traído hasta aquí la noche anterior, o si todo era fruto de mi imaginación y deliraba. Pero luego me pregunté, ¿qué es aquí? ¿dónde se supone que estaba? Antes de realmente despertar, sentía que estaba plácidamente durmiendo en mi cama, pero mirando a mi alrededor, es una habitación que no había visto nunca antes. 

   Me encontraba acostada en una cama individual; un armario pequeño, un escritorio y un baño era todo lo que había en la recámara, que estaba simplemente pintada de blanco. Supuse que era el apartamento en Bondi Beach, e imploré que así fuera. Removí las mantas fuera de mí con un mohín dolorido y alcancé mi bolso en la silla del escritorio. Cada movimiento dolía intensamente y pensé que mi cabeza iba a estallar. 

   No volveré a probar el alcohol de nuevo.

   Saqué el móvil y habían un sinnúmero de llamadas perdidas de Anna, Zeke... ¡y Liz!. Preocupada, le escribo un mensaje donde escribo que estoy bien, y que iré a casa pronto. No obtengo respuesta, sólo espero que no esté molesta.

   Mierda, ¿son casi las seis? ¡¿cómo es posible que haya dormido tanto?!

   Me metí en la ducha a toda velocidad y rememoré las pasadas horas. La fiesta en la playa era como un recuerdo borroso en mi cabeza. Luego de haber encontrado a Luke entre los arbustos, recuerdo la carrera sobre la arena, las charlas efímeras y el juego de las bebidas. Aludo el momento en que Luke me dejó con Calum, que me había presentado a tanta gente que tan solo recordaba un desfile de personas sin rostro y un montón de diferentes copas de colores que alguien iba depositando sobre mi mano. Nada más. Después, me transportaba de un modo mágico hasta un ascensor, donde Luke me había ayudado a subir...

   Era real.

   Necesitaba hablar con él cuanto antes. Primero, creo que sería apropiado pedirle disculpas por mi comportamiento, y por supuesto, darle las gracias por no dejarme como una tonta en la playa. Segundo, después de haber entrado en la habitación, no recuerdo absolutamente nada de lo que pasó luego, mucho menos haberme puesto esta ropa, ¿lo hice frente a él? Oh, mierda. 

   La ansiedad comenzó a correr por mi cuerpo y aparecieron abundantes imágenes mentales que probablemente no habían sucedido, pero me tornaba inquieta. Respiré un par de veces y me dispuse a relajarme. Luke no me tocaría ni aunque su vida dependiera de ello, de eso estaba segura.

    A pesar de que anoche había aflorado conductas desemejantes conmigo, seguía creyendo que era un imbécil. Un malditamente atractivo imbécil. Mi mente reprodujo la escena de sus intensos ojos celestes brillando bajo la luz de la luna, riéndose de mí por haber perdido la carrera. Los rizos de su cabello se movían conforme al viento frío de la noche nos envolvía, y su sonrisa resplandeciente en una hilera de dientes perlados me desencadenaba escalofríos y otro par de emociones que me avergonzaba admitir, como un misterioso cosquilleo en la parte baja de mi abdomen. 

   ¿Qué me estabas haciendo, Luke Hemmings?

   Salí de la habitación en toalla sin saber donde diablos estaba mi ropa. Casi pego un grito cuando veo a Ashton recostado en el sofá de la sala de estar revisando serenamente su teléfono. Ni siquiera recordaba que él había regresado con nosotros. No recordaba el regreso en absoluto, de todas maneras.

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