Capitulo 37

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PARTE 2

   Estaba hecha una fiera.

   Empujé a todo el mundo a mi paso, con lágrimas en los ojos de la furia que carcomía mi cuerpo. Quería gritar, tirar todo a mi alrededor, e irme a la mierda. Jamás había sentido tanta impotencia. ¿Cómo él, de todas las personas, a estas alturas, me pudo hacer algo como eso?

   Corrí sin ninguna dirección precisa y sin escuchar los llamados de mis amigos. Alexei comenzó a perseguirme, pero me las ingenié lo suficiente como para perderlo de vista. Necesitaba estar sola. Tenía que tranquilizarme y entrar en paz conmigo misma o lo mataría. Juro que lo haría. 

   Me tiro al suelo junto a un árbol y comienzo a llorar fuertemente, con mis manos cerradas en puños. No lograba entenderlo. Una cosa, era hacernos bromas inofensivas como regalarnos dulces con salsa picante o cambiar crema dental por mayonesa, pero otra muy diferente era jugar con el futuro del otro. Yo jamás le pedí que se fuera a Nueva York, precisamente porque estaba más que dispuesta a quedarme en Australia, pero él simplemente tomaba decisiones por mí. ¡¿Quién mierda le dijo que eso era lo mejor?! ¡¿Quién carajos se creía?! Maldita sea. Estaba tan enojada. No, no, ¡estaba colérica como la mierda!

   Intento calmarme, pensando en que Luke pudo hacerlo con las mejores intensiones pero, simplemente, no le podía ver el lado positivo a nada de esto. No quería hablarle. Mierda, no lo quería ver. De repente, me abatió una sensación de alivio por no haber aceptado ser su novia. Luke seguía siendo un imbécil después de todo. Si esto será tener una relación con Luke, prefiero estar sola y seca como la mitad de un viejo limón en la puerta del refrigerador.

   Seco mi rostro lleno de lágrimas y comienzo a respirar. No me importa, que se vaya a la mierda. De todas maneras, esto no estaba en mis planes, fue sólo una idea de último minuto. Aún puedo hacerlo sin la ayuda de ganar una tonta competencia, y mucho menos sin la ayuda de Luke. Yo puedo sola.

   ¡Pero me molesta tanto que ese maldito idiota me haya quitado una jodida beca!

   Alejo el pensamiento, y realmente me concentro en calmarme. Respiro profundo, recordando todo lo que he aprendido en terapia a lo largo de estas semanas. La terapia que me paga Luke, que ahora se puede meter por el culo. Ya no quiero absolutamente nada que provenga de él, en serio.

   Alzo la vista, porque escucho un ruido extraño. Es ese momento cuando me doy cuenta de que no tengo idea de dónde carajos estoy.

   Genial, sin beca y comida por una serpiente gigante de dos cabezas, porque es el tipo de animales que aparecen en Australia.

   Hablando de animales, espero que Luke no me esté buscando, o juro que le meteré un puñetazo en la cara cuando lo vea.

   Vuelvo a escuchar el mismo sonido. ¿Pisadas, tal vez? Espero que no sea un canguro. Me quedo quieta en mi sitio, sólo moviendo mi cabeza para descifrar de qué dirección proviene tal ruido, cuando escucho una voz conocida:

   —¡Beth! 

   —¡Estoy aquí! —grito en respuesta.

   Raph llega en un trote. Aún cargaba el suéter rojo del equipo y sus mejillas se veían enrojecidas por él cansancio, y hasta pude notar gotas de sudor corriendo por su frente.

   —Nos mataste a todos del susto. —Dice con tranquilidad, sentándose a mi lado en el pasto.

   No digo nada. Él se gira a verme.

   —¿Estás bien?

   —¿Te parece que estoy bien? —digo con rudeza.

   No debería pagarla con Raph, pero no puedo evitar sonar brusca. 

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