Capitulo 32

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• Luke •

   —¡Quiero más! —chilló Kate nuevamente. Su malcriadez me tenía en el límite.

   —Kate, dije que no. Has comido suficiente. —Reprendió mi madre por quinta vez.

   La pequeña pisoteó el suelo con fuerza haciendo una rabieta. Había comido más de tres galletas con chispas de chocolate y no almorzaría si seguían dándole dulces. Mi cabeza me dolía como la mierda, y Kate sólo estaba empeorando la situación. Froté mis sienes con los dedos en un indicio de detener el dolor.

   —Basta, Katie. No seas grosera. —Dije en una voz suave.

   No me gustaba regañarle pero, a veces podía sacar a todos de nuestras casillas.

   —Primo Luke, sólo una más. —Suplicó.

   No puedo decirle que no a esos ojos verde olivo.

   Esperé a que mi madre se distrajera y saqué una galleta del tarro para dársela a Kate. Puse mi dedo sobre mis labios, como gesto de que guardara el secreto, ella soltó una risita y salió corriendo del lugar con galleta en mano.

   —Le diste otra, ¿verdad? —preguntó mi madre sin siquiera voltear.

   —No. —Mentí.

   —Luke, por tu culpa esa niña está tan consentida —amonestó —. Tienes que dejar de hacer eso. Se lo harás más difícil a su madre.

   Tragué grueso.

   —Espero que pase mucho tiempo para que su madre tenga que hacerse cargo de eso.

   Liz Hemmings intenta decir algo más, pero se ve interrumpida por mi móvil sonando en mi bolsillo. Yo no tardo en salir de la pequeña cocina de la casa de mi abuela y me dirijo hasta el jardín trasero para contestar.

   Brisbane había sido un infierno. No sólo por el intenso calor, o mi abuela cada vez más dolorida y renca, pero por lo mucho que mi cabeza no dejaba de pensar en Bethany.

   No hablaba con ella desde hace una semana. Luego de asegurarme de que tuviese un acompañante para el concierto que le regalé de cumpleaños, estuve horas intentando buscar la manera de borrar toda información que hubiera en línea sobre Bethany. No tenía ni la menor idea de lo que estaba pasando, y no había querido saltar en conclusiones pero ella, evidentemente, no estaba desaparecida.

   Sin embargo, me pregunté mentalmente si quien haya sido el maldito imbécil que abusó de ella la estaría buscando por más. Así qué, sin perder el tiempo, contacté con un chico de mi clase de tecnología. Corbin era bastante conocido por hackear algunas redes del internet, y se rumoreaba por la escuela cómo había borrado y cambiado información de los datos privados de la institución a fin de tener mejores calificaciones y eliminar todo rastro de su estatus de malhechor. No tenía idea si realmente podía ayudarme, y fue un dolor en el culo poder dar con él pero, en el momento que pude hacerlo, le expliqué pocos hechos de la situación y sólo aceptó sin más entre tanto le pagara una buena cantidad de dinero. No dudé en hacerlo.

   A pesar de haber estado toda la noche y parte de la mañana en ello, fue difícil saber si habían más anuncios sobre personas desaparecidas en dónde estuviera la cara de Bethany. Espero mentalmente haber dado con todas, y que esas se hayan esfumado tal como Corbin prometió. Estuve cansado como la mierda al día siguiente y tenía que tomar un vuelo a Brisbane. Tanta fue la urgencia de mamá con que perderíamos el vuelo, que no tuve tiempo de verla y explicarle por qué había desaparecido por horas y no la acompañé al regalo de cumpleaños que yo mismo le obsequié. Me sentí como un idiota todo el vuelo.

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