FINAL

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PARTE 1/3

• Bridget •

11 de diciembre del 2019

   La campana que anunciaba la hora del almuerzo resuena estruendosamente por los altavoces, provocándome un sobresalto. Me recompongo en mi asiento, sacudiendo la mano que sostenía mi cabeza sobre el escritorio, y me dispongo a guardar los libros en mi mochila perezosamente. Estaba tan cansada que mi cuerpo parecía reaccionar en cámara lenta. Reprimo un bostezo al ponerme de pie y salir del aula junto al resto de mis compañeros.

   —¡Y no olviden que la cena de navidad familiar será este mismo viernes! —vocifera el profesor por encima de la habladuría de los estudiantes.

   Camino por el pasillo mientras evito las miradas de todos. No precisamente por algo en particular, sino que sólo no se me antojaba saludar. A pesar de que las cosas se habían repuesto un poco, sabía que era cuestión de tiempo para que todo volviese a caer de nuevo. 

   Dejo los útiles en mi casillero y busco los auriculares para sumergirme en el mundo de la música que no daba cabida a las incesantes preguntas de cualquiera que se atreviera a hablarme. 

   Azoto la puerta de metal para dirigirme a la cafetería justo cuando una persona a mi lado me sorprende.

   —¡Bridget! —exclama una voz femenina con entusiasmo.

   —Carajo, Grace. Me asustaste. —Le digo con supuesta simpatía.

   Su cabello rizado castaño parecía volar por todas las direcciones esta mañana; ni siquiera las trenzas que adornaban su cabeza en forma de cintillo apaciguaban su desmelenada melena. Me sonríe con su habitual sonrisa torcida y entrelaza su brazo con el mío para caminar juntas hasta la cafetería.

   —Por favor, por favor, por favor... ¡Dime que irás a la fiesta de fin de año! —imploró.

   —No lo creo. —Respondí con simpleza.

   —¡Vamos, Bri! Hace tiempo que no acudes a las festividades escolares.

   —Es que se me antojan aburridas. —Me encogí de hombros.

   —Antes te gustaban —ella hace un puchero hacia mí y me mira con ojos de cachorro —. ¿Por favor?

   Pero yo sólo sacudo la cabeza en negación.

   —Lo siento, Grace. Quedé con mi abuela estas navidades. La pasaré en Palmdale.

   En teoría, estaba diciendo la verdad. Pasaría las fiestas con la abuela Marny a una hora lejos de Los Ángeles. Me costó una infinidad de tiempo y energía convencer a Matthew de que me dejase ir, pero él, aparentemente, este año tenía planes que no me involucraban, así que terminó accediendo sin refutar. 

   —¡Ugh! Un día de estos voy a raptarte y llevarte lejos —se queja —. En serio, Bri. Te extraño.

   Suspiro resignada.

   —Lo sé. Lo lamento. He estado un poco ocupada —mentí con facilidad —. ¿Qué te parece si nos encontramos este fin de semana para un café?

   Grace no era exactamente mi amiga más cercana, pues Sam cubría enteramente ese puesto. Sin embargo, le tenía muchísimo cariño por los años de amistad, y era una de las pocas personas que no se apartó de mi lado después de la tragedia, y aún cuando yo no podía salir mucho a cualquier parte, ella siempre estaba dispuesta a invitarme y querer animar un poco mi lúgubre estado de ánimo. 

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