Capítulo 70: Sacrificio.

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Narra Bill.

Podría decirse que nuestra misión para obtener suministros para la prisión había terminado aquí mismo. Según el hombre barbado al cual luego conocí como Lucas, me encontraba bajo protección del Gobierno de la Neonu y su ejército para ser trasladado a Inglaterra y así poder empezar a procesar una vacuna para la enfermedad que había acabado ya con más del noventa por ciento de la población humana. Nuestra especie estaba diezmada por la pandemia y aún la gente moría en todas partes.

Mi mejor amigo y Rachel estaban sentados en la mesa conmigo, guardando un silencio incómodo que me indicaba que nada de esto les parecía bueno.

—Necesito saber más sobre Thommy. — comenté. Lucas tomó la pistola de la mesa y luego la guardó en la funda que llevaba colgada en la cintura. Posó sus manos sobre la mesa y entrelazó los dedos. —¿Dónde está?

—Viene directo a Manizales... tenemos que esperar que llegue el General Hamilton con él para partir en el avión hasta la Neonu. — me respondió con brevedad. No pude evitar sentir una emoción gigantesca crecer en mi corazón por volverlo a ver.

—Conozco la historia de ambos. — inquirió el hombre. Lo volteé a mirar esperando que dijera algo más. —Al graduarse de la Universidad decidieron abandonar Alemania para venir a vivir a un país de tercer mundo.

—Sí, supongo que no teníamos elección en ese entonces. — le respondí con la voz tranquila. —Pasamos por cosas muy difíciles... había gente que quería hacernos daño y él no lo iba a permitir.

—Aunque no esté muy de acuerdo en esa onda que traes con otro hombre... — levanté una ceja apenas si mencionó aquello. —...puedo afirmar con seguridad que el amor de verdad si existe. Thommy lo ha demostrado con todo lo que ha hecho para llegar hasta ti.

—Gracias. — agradecí.

—Disculpe, ¿qué sucederá con nosotros? — interrumpió Rachel. El hombre le dirigió la mirada.

—Irán a Inglaterra y harán parte de nosotros. — fue lo único que respondió.

—Hay más personas... no estaría mal que pudieran ayudarlas. — agregó Rachel. —Están en Manizales en una prisión. A salvo de los caminantes, pero sabrá Dios cuánto más puedan aguantar.

—Lastimosamente no tenemos la capacidad para llevar a tantas personas, pero volveremos por ellos después. No te preocupes. — le respondió Lucas quien luego posó su mirada en mi mejor amigo quien lo miraba con un rostro de pocos amigos. El hombre cruzó una sonrisa. —William, ¿Cierto?

Él asintió.

—Eres un hombre de pocas palabras. — le dijo Lucas. —Nosotros no somos la amenaza, así que no tienes porqué mirarnos de esa manera.

—Es mi trabajo mirar a gente que no conozco y de dudosa procedencia. — William se inclinó un poco hacia adelante sin siquiera pestañear. —También puedo oler cuando el peligro está cerca... y desde que apareciste no he dejado de sentir ese fétido olor.

—Lo más probable es que sean todos esos caminantes humeantes y achicharrados que hay en la entrada.

Puse una mano sobre el hombro de mi mejor amigo para calmarlo un poco. Luego, decidí seguir con algo para conversar y así disminuir la tensión que se iba creando minuto a minuto entre nosotros. Estaba más que claro que a William no les caía bien, Rachel por otro lado solo se le notaba tranquila mientras que yo solo quería obtener más información.

—¿Qué me hace a mi especial entre las otras personas que se encuentran en mi condición? — pregunté acerca de los portadores que aún habían por allí, como los que se encontraban en la granja a la que hacía pocos habíamos acabado.

Apocalipsis Z El Inicio - Romance GayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora