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Narra Billy.
Rachel muy amablemente y con ánimo de poderme ayudar, me pidió que tenía que descansar lo que más pudiera para que mi cuerpo pudiera sanar y yo, a regañadientes, tuve que obedecerle, pero al menos eso me ayudó. La mutación genética que me había salvado de convertirme en un caminante también se convirtió en una gran ventaja, pues gracias a ella mi cuerpo sanaba más rápido de lo normal y se recuperaba esporádicamente.
Me le levanté del sofá donde me encontraba tumbado y respiré profundamente a la par que pasaba ambas manos por mi rostro. Mi camiseta había desaparecido y mi torso se encontraba totalmente desnudo. Palpé con cuidado usando las yemas de los dedos por encima de la herida que tenía en el pecho para verificar si me dolía en algún punto – lo cual me ayudaría a descartar una infección – y no sentí nada. La fiebre disminuyó y cualquier otro malestar que me había estado sofocando el cuerpo se esfumó por completo.
—Oh, despertaste. —me comentó Rachel quien apareció por una puerta mientras en sus manos sostenía la camiseta que hacía rato llevaba puesta. Estaba limpia y seca. —¿Te sientes mejor?, tienes que decirme que sí.
—Mucho mejor. —le respondí con media sonrisa y me corrí un poco hacía la derecha para que ella pudiera tomar con confianza asiento a mi lado. Rachel no lo dudó ni un solo segundo y se sentó a mi lado. Su uniforme blanco ya no estaba y había sido reemplazado por unos vaqueros oscuros y una blusa roja que combinaba a la perfección con la cola que se hizo en el cabello.
—Una persona normal no hubiera podido soportar una infección como la que tenías... ni mucho menos una fiebre que pasó de los 40 grados. —dijo aliviada. —Pero cuando empezaste a descansar todo en ti se normalizó... ¿de qué planeta vienes?
Sonreí y recibí la camiseta blanca para podérmela poner.
—Del de los muertos. —una vez que me la puse, pregunté. —¿Cuánto tiempo estuve dormido?
—Casi todo el día... no quise ponerte nada encima por temor a que la herida pudiera lastimarse más. —me comentó. —Pero por lo que vi ha sanado bastante.
—Bueno... demos gracias a lo que cada uno de nosotros crea por seguir en pie todavía. —le dije y ella sonrió, pero unos segundos más tarde su sonrisa fue borrada de su rostro, como si hubiera recordado algo importante para decirme.
—Billy... no quiero que te alarmes por esto, pero Alex ha desaparecido. —me comentó. Me quedé mirándola fijamente y extrañado. —William está que comete una estupidez.
—¿Desapareció? ¿Cómo así? —pregunté confundido y sintiendo un vacío en el estómago.
—Desde que fue al baño cuando llegamos y eso fue hace horas. —me explicó. Volteé a mirar a nuestro alrededor.
—Puede que haya ido a investigar. —quise creer.
—Allie dice que, si fuera así, ya hubiera vuelto... pero no. Solo... desapareció... la tierra se lo ha tragado. —me dijo algo nerviosa. La tomé de una mano y le sonreí.
—Mañana nos iremos de aquí y si no aparece Alex hasta entonces lo vamos a buscar... ¿te parece? —le propuse. Ella asintió.
—Juro que, si esta gente tiene que ver con la desaparición de Alex, la pagarán mal. —dijo entre dientes. —Así no lo conozca, pero está de nuestro lado.
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Apocalipsis Z El Inicio - Romance Gay
Ficção CientíficaBilly, un médico de una pequeña ciudad en Colombia, queda a la deriva en un mar de anarquía y violencia cuando una misteriosa enfermedad llega para quedarse. Entre el caos y separado de su novio por un mar de kilómetros. Entenderá que la única mane...