Apocalipsis Z El Inicio - Romance Gay

Capítulo 78: La brecha.

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Narra Billy

—Quiero tratar de entender esta situación. — le dije a Thommy luego de haber escuchado lo que aquel general dijo por la radio. Se me quedó viendo un instante y suspiró.

—No creo que sea un momento para hacerlo... yo... no puedo dejarlos a ellos. — me respondió. —Mucho menos a él.

—¿A él? — pregunté. —¿Quién es él?

—Yo... — podía sentir su aire de incomodidad. —Es un chico que conocí mientras venía hacia acá... me... me enamoré de él.

Sentí que algo se rompió dentro de mi ante su respuesta.

—Ehhh... — añadió Rachel. —¿Pueden hablar de esto en otro lado?, hay caminantes cerca.

En efecto, los muertos vivientes comenzaban aparecer por todas partes dirigiéndose hacia nosotros a paso lento. Le di una mirada a Thommy con algo de tristeza y volví a la camioneta sin decirle más. Mis compañeros hicieron lo mismo y luego Thommy se sentó a mi lado.

—Billy... yo solo te amo a ti... lo que sucedió fue solo un error... pensé que estabas muerto y...

—...y aún así, viniste hasta acá con comida en el maletero. — le interrumpí. Los demás seguían en silencio. Traté de no conversar más acerca del tema pues para William, Rachel y Gary era algo incómodo que una pareja estuviera discutiendo frente a sus narices por lo que parecía ser una infidelidad, ¿podría considerarse así?, no lo sé. Él tenía razón en varias cosas, pero en otras se equivocaba.

—Yo... no podré quedarme Billy. — le escuché decir. Lo volteé a mirar. —Si no voy con ellos, los asesinarán, a Ámbar, Mariana, Nico y Tonny... ellos cuentan conmigo.

—No te quiero culpar si estuviste con ese otro chico... sé que lo hiciste porque no sabías que era lo que te esperaba al llegar aquí. — le respondí con algo de tranquilidad. —Pero si quieres que ellos sean libres, entonces iré contigo.

—Eso es una locura. — me respondió. —No tengo ni la menor idea de que es lo que quieren hacer con nosotros y por eso es un riesgo que vengas conmigo.

—Aun así lo quiero hacer... todo este tiempo he estado solo, queriendo saber de ti y el solo hecho de saber que te vas otra vez lejos, me rompe el corazón.

—Billy... — dijo. —Está bien, iremos los dos.

Para ese momento nos dirigíamos al aeropuerto que no estaba muy lejos. Al llegar, el lugar se encontraba libre de caminantes, varios cuerpos reposaban por el suelo como si hubieran sido asesinados no hace mucho. Nos detuvimos y nos bajamos. Thommy sacó la radio e intentó comunicarse con el otro tipo.

—Hamilton, estoy en el aeropuerto. — le dijo. Esperó unos instantes y entonces el tipo respondió.

—Bien Tommy... ahora dirigite a la pista de aterrizaje y aborda el avión. — ordenó Hamilton.

—Lo haré, pero tienes que liberar primero a mis compañeros.

—Una vez estés dentro del avión, ellos serán libres... de resto, no funcionará así. — le respondió el general. —Asi que muévete de una vez que no tengo toda la tarde...

Ya casi era de noche, por lo que el ambiente se formaba de un color grisáceo nada agradable para nosotros. Además, los caminantes ya comenzaban aparecer de a poco por todas partes.

Nos bajamos del vehículo. Observé a William y Rachel quienes me miraban con cara de angustia.

—No puedo pedirte que te quedes, Bill... — dijo ella. —Si quieres irte nadie va a cambiar eso.