Capítulo 34: Un plan.

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Llegué a la enfermería en par patadas junto a Alex y León. En el patio principal donde se estaban refugiando todas las personas se estaba creando un pequeño alboroto gracias a ese tipo que me había lanzado una roca en la cabeza y que por poco me mata porque creyó que yo era algún tipo de infiltrado que propicio el caos en este lugar. Pero no era así. Gary sabía que era imposible, pues si era cierto lo que Allie decía, entonces los tanques de agua fueron contaminados desde afuera con la bacteria.

Una vez que llegamos a la enfermería, me di cuenta de que el tipo bajito que antes le había encargado a mi compañera, seguía allí mojando la frente para mantener la fiebre baja. Y estaba funcionando, pues Allie se hallaba consciente con la mirada fija en el techo observando las mismas manchas de humedad que yo. Se giró hacía mi en cuanto me vio y abrió los ojos un poco impresionada al ver que tenía medio rostro cubierto de sangre.

Intentó levantarse, pero me acerqué a toda velocidad para que no hiciera tal cosa.

—Quédate quieta. —le pedí acercándome a ella. El hombre que estaba a su lado se alejó de la camilla para darnos espacio a nosotros dos.

—Te ves horrendo con esa herida. —me dijo cruzando medio sonrisa. Sonreí.

—Tú te ves peor. —le respondí fijándome en lo pálida que estaba. —¿Cómo te sientes?

—He pasado por cosas peores, pero me siento mucho mejor. —intentó sentarse en la camilla de nuevo y esta vez no me opuse a ello. La ayudé para que no se fuera a caer, pues aún se sentía bastante mal.

Me puse frente a ella y le tomé el pulso para ver como estaba su corazón y luego revisé sus pupilas para terminar tomándole la temperatura de la fiebre. Al menos ya estaba mejor, sus signos vitales estaban muy bien y su cerebro parecía funcionar correctamente.

—Bueno... —sonreí. —Estás mejor... ha funcionado el controlar la fiebre.

—Te lo dije... soy dura para este tipo de cosas. —sonrió. —Mejor siéntate aquí a mi lado para yo limpiarte esa herida. —me pidió. Alex le tendió un botiquín y luego lo posó sobre su regazo. —¿Qué sucedió?

—La gente cree que soy el causante de la enfermedad. —le respondí algo preocupado. —Un hombre me lanzó una piedra cuando estaba con Gary... me señaló de "terrorista" prácticamente.

—Un duro golpe, ¿eh? —comentó y sonrió. Sacó algo de algodón, desinfectante y gaza. —Es normal que la gente piense en eso... buscan a quien culpar por la muerte de sus familiares. Hablando de eso ¿cómo van las cosas ahí afuera?

—Han mejorado un poco... al tratar la fiebre, el número de muertes disminuyó drásticamente. —interpuso Alex su respuesta dando un par de pasos al frente. —Pero no debemos fiarnos...

—Eso ya es un avance. —mencionó Allie sin apartar la mirada de mi herida. Sentí un poco el ardor cuando comenzó a desinfectar y al final terminó poniendo algo de gaza sobre ella. —Te salvaste de tener que hacer sutura... pro aún así, no creo que sea conveniente que te quedes acá en la prisión.

—Concuerdo con ella. —agregó León. Aquellos dos tipos eran callados, pero estaban atentos a nuestra conversación. —Creo que ahora la prisión se ha vuelto un lugar peligroso y pues como somos pocos los que cuidamos el lugar, entonces no podremos controlar a la gente si deciden unirse para hacer daño a quiénes consideren sospechosos.

—Eso es algo difícil de digerir. —comenté un poco angustiado. Era increíble que no llevara ni una semana en este lugar y ahora ya me tenía que ir porque mi vida estaba corriendo gran peligro. —¿A dónde podré ir?

Apocalipsis Z El Inicio - Romance GayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora