Epílogo.

46 6 4
                                    


Narra Billy.

La aventura que estaba por desencadenarse frente a nosotros no se compara en nada con lo que iba a llegar después.

Cada uno de nosotros estaba esparcido en algún lugar del supermercado. Cada uno sumergido en un mundo diferente tratando de asimilar la situación.

Ámbar estaba en una esquina junto a Mariana y Mary tratando de encender una fogata gracias a sus conocimientos en supervivencia. Mientras ella les explicaba cómo hacerlo, las otras dos solo se dedicaban a observar con atención.

Rachel y William por otro lado estaban rodeando una mesa visualizando un mapa y averiguando qué ruta podríamos tomar para llegar hasta la costa en el menor tiempo posible. Los vi discutir, pero eso ya era como algo normal entre ellos dos.

Nico y Tonny estaban juntos sentados en el piso recostados sobre una estantería. Tonny se percató de que lo estaba viendo y me sonrió tímidamente ante esta situación. Sentí una especie de bola de hielo cayéndome en el estómago, ese chico tenía algo que me agradaba y no sabía que era. Las famosas mariposas en el estómago parecían no ser un mito.

Por último estaba yo, un chiflado médico que no sabía cómo había llegado hasta este lugar. Cualquiera pensaría que ya debería estar muerto debido al cojo carácter que a veces me cargaba. Es más, muchas veces solo había sobrevivido ya sea gracias a la suerte o a que alguien estaba justo en el momento exacto para salvarme el pellejo, como Gary por ejemplo.

Aún así, a pesar de todo esto, aquí estábamos otra vez, listos para zarpar hacia una nueva aventura que nos llevaría hasta el fin del mundo y más allá. Y todo porque a mí, Billy Henderson, con el corazón apachurrado y adolorido, no podía quedarse de manos cruzadas mientras Thommy estaba en otro lado en manos de extraños.

Me senté en una roca, saqué la vieja fotografía que tenía con él y una tímida lágrima logró brotar de mis ojos.

—Llegaré a ti, te lo prometo. — le dije sin dejar de mirar la foto. Acaricié su pequeño rostro en ella. —No importa que pase, estaremos juntos otra vez.

Narra Thommy.

Desperté en una habitación blanca, amarrado a una camilla incapaz de poderme mover. La luz que había en el techo lograba enceguecerme de lo fuerte que era.

Sentí miedo, pues no sabía que porque estaba allí... y lo peor, no sabía ni quién era yo. Mi mente estaba complementa en blanco y vacía.

Apocalipsis Z El Inicio - Romance GayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora