Capítulo 26: Cosas imposibles.

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Narra Thommy.

—Tenemos que seguir... —comentó Tonny al momento de ingresar al túnel en el que nos estábamos resguardando. Agarró su morral y sin pensarlo dos veces se lo llevó a la espalda. —Hay caminantes cerca.

—Creo que esa es la menor de nuestras preocupaciones. —añadió Mark haciendo lo mismo.

Me acerqué a mis cosas sin meditar una sola palabra y comencé acomodarlas en el interior del morral, seguidamente tomé la pistola y la puse en un costado de mi cintura para luego empuñar una buena navaja. En tiempos como estos usar armas de fuego representaba un gran peligro, no solo porque atraían más caminantes, sino que también a cualquier persona con alguna intención malévola que estuviera cerca.

—Conseguiremos un vehículo y nos iremos de este lugar... tenemos que alejarnos lo más que podamos. —dijo Tonny. —Si hay caminantes cerca es porque hay personas cerca... no me importa quiénes sean, pero tenemos que irnos.

—Tranquilo, hermano... —Mark se acercó y lo tomó del hombro para que se pudiera calmar un poco. Tonny estaba bastante alterado, pero cuando su hermano se acercó para tranquilizarlo logró conseguir algo de paz.

—Perdón... es solo que quiero alejarme de esa organización. —me volteó a mirar con brevedad y luego se echó caminar hasta la salida del túnel. Nos miramos entre sí y Mark respiró con profundidad como si algo lo estuviera torturando.

— En marcha. — fue lo único que dijo y salió del túnel. Le seguimos el paso.

Hacia frío en el exterior y la lluvia parecía avecinarse sobre toda la ciudad de México. Me quedé quieto observando como Ámbar se incorporaba acercándose a Tonny y Mark que iban un poco más adelante esquivando algunos escombros que yacían sobre el suelo. Hasta el momento, lo único que podía decir era que Tonny tenía algo que lo hacia especial, quería saber qué era lo que en realidad le había sucedido con la organización, pero hacerle preguntas sobre el tema sería bastante imprudente e invasivo, así que solo esperaría a que en cualquier momento me lo contara.

— Necesitamos un vehículo... — comentó Mark mientras caminaba sin fijarse quién iba detrás de él, solo se preocupaba por mirar hacia adelante en busca de algo que le pudiera servir.

— Ámbar y yo ya hemos revisado los que habían por acá cerca... —le respondí acercándome un poco. — No hemos tenido suerte con la batería.

— O puede que ya se los hayan llevado... no llevamos ni un año hundidos en medio de un apocalipsis y ya no hay cosas que sirvan.

— La naturaleza retoma lo que le pertenece muy rápido. — agregó Tonny que iba un par de pasos más adelante sin mirar atrás. Se detuvo y se quedó mirando una camioneta que se veía a lo lejos invadiendo casi la acera de peatones.

— Eso hubiera sonado muy filosófico cuando los muertos no habían vuelto a la vida. — añadió Ámbar con una pizca de ironía. Escuché que Mark sonrió por lo bajo para no hacerse notar.

Caminamos por la pequeña calle hasta que llegamos a la camioneta. La puerta del conductor se hallaba abierta y sobre el suelo reposaba el cuerpo de lo que parecía ser una mujer. Apenas si se podía reconocer ya que parte de su rostro había desaparecido dejando ver todo el cráneo y su dentadura. Por encima de la frente se veía un pequeño orificio que indicaba que alguien le había disparado y a un metro del cuerpo habían restos humanos. En pocas palabras, alguien había asesinado a esta mujer para robarle el vehículo y como castigo fue devorado por esos seres.

Ámbar no lo pensó dos veces y se subió a la camioneta para intentar encenderla mientras que los demás hacíamos guardia.

— ¡Sí!— exclamó ella desde el interior en triunfo cuando la camioneta logró encenderse luego de un par de intentos.— Por fin saldremos de este infierno.

Apocalipsis Z El Inicio - Romance GayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora