Apocalipsis Z El Inicio - Romance Gay

Capítulo 74: Lucha.

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Capítulo dedicado a PatitasDeMichi

Narra Gary.

La llegada de aquellos hombres habían sido bastante imprevista para mí, por lo que en el momento que me topé con ellos no supe cómo reaccionar por lo que solo conservé el silencio para evitar un posible conflicto entre ambos bandos.

No hacía mucho habían arribado y aún así estaban comportándose como todos unos cerdos.

—¡Gary! Amigo mío. — me saludó el hombre barbado con las manos en alto y sosteniendo una zanahoria entre sus manos. Su gran sonrisa no era mi de agrado. —Adelante, pasa.

Se habían adueñado por completo de la cafetería y estaban tragándose como cerdos nuestras raciones más importantes de comida.

—A este ritmo no quedará comida para mi gente.

—Nosotros somos la autoridad aquí, déjanos disfrutarlo... — levantó la mano y me mostró la zanahoria a medio comer. —Mira esto... hacia mucho tiempo no veía una como esta y no sabes lo bien que me sienta.

—Sí, son bastante escasas incluso para nosotros... solo cada seis meses hay cosecha de ellas. — le comenté. —Preferiría que no acaben con todas ellas.

Tomó asiento en una mesa y me pidió que lo acompañase haciendo un gesto con la mirada. Tomé asiento frente a él y me quedé observandolo.

—Solo estaremos un par de días más a lo sumo... así que mientras estemos aquí podemos hacer lo que queramos. — me dijo con una gran sonrisa y a continuación le dio un gran mordisco a la zanahoria.

—Yo no estaría tan de acuerdo con tus palabras. — le respondí. Se me quedó viendo y no aparté la mirada de él. Se la sostuve con firmeza.

—¿Debería tomar eso como una amenaza?

—Tal vez... — crucé media sonrisa. —Invadiste el hogar que tanto me costó construir y no pienso dejar que unos hijueputas como ustedes vengan a quitarnos lo que hemos construido.

Se levantó de su asiento y se inclinó hacia mí con una mirada envuelta en odio. Desde mi posición solo me lo quedé viendo.

—Ten cuidado con lo que dices, anciano.

Sonreí con ironía. Me levanté y le puse una mano en el hombro.

—Yo creería que es al contrario... — le comenté. —Tienen hasta el anochecer para abandonar mi hogar o...

—¿O qué? — preguntó apartando con violencia mi brazo de su hombro. Me levanté de mi asiento.

—¿No has notado que te faltan un par de hombres? — le pregunté. Miró a su alrededor y uno de los que estaban allí se encogió de hombros indicándole que dos personas no se habían reportado en la mañana. —En un principio acepté que podían quedarse... Pero esta mañana dos sujetos fueron sorprendidos intentando violar a una niña...

—Llevan mucho tiempo sin tocar una vagina.

Ante sus palabras, le propiné un fuerte golpe en el rostro que lo hizo caer de culo sobre el suelo. Su nariz comenzó a sangrar y no se le veía muy feliz.

—Como que la pandemia no se llevó la basura de este mundo. — le dije. — Con eso es suficiente para que se larguen ya mismo de aquí o me veré forzado a levantarme en armas...