Capítulo 10: Contacto.

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Capítulo corregido, disfrútalo :D, si me regalas un voto te agradeceré infinitamente. 


La ciudad estaba muerta y en aquel momento no sabía si el silencio que había era digno de admirar o de tener todavía más miedo.

Luego de abandonar mi hogar junto a la camioneta que conseguí gracias a la vecina que vivía frente a mi casa, decidí tomar una de las principales arterias de la ciudad para conducir hasta mi objetivo que era la zona industrial. Frente a mí, se extendía un paisaje horroroso, tétrico y lleno de maldad. Había vehículos tirados en medio de la autopista de cualquier forma, con sus puertas abiertas de par en par como si sus dueños hubieran salido corriendo del terror luego de ver algo en la calle, sin importar si al hacer esto hubiesen dejado cosas de valor dentro.

Decidí detenerme en cierto punto al ver que frente a mí dos camionetas se encontraban estrelladas casi de lado; el capo de una de ellas estaba un poco levantado debido al impacto y las puertas se encontraban todas abiertas. Sin embargo, entre todos los vehículos estrellados y abandonados, estos dos tenían el premio a lo más horrible que podía haber visto hasta ahora. El suelo tenía un montón de sangre seca que ahora se asemejaba más a una mancha oscura parecida al petróleo. Me bajé de mi vehículo con mucho cuidado, saqué el revólver y lo sostuve entre mis manos con algo de desconfianza. La sensación que me producía ese trozo de hierro en las manos cada vez que tenía que llevarlo en defensa propia no era muy agradable, pero era lo que había.

Un gruñido, solo eso, un gruñido bastó para sacarme de casillas y casi hacerme brincar como un gato cuando ve un pepino; este, llegó desde el interior de una de las camionetas. Me acerqué con cuidado, pero solo vi sangre en los asientos y aun así, esa voz ahogada y moribunda podía seguirla escuchando, por lo que me acerqué más.

Me incliné un poco hacia la camioneta que tenía a mi derecha y observé su interior, los asientos también estaban manchados de sangre y sobre el asiento trasero reposaba una navaja. Me adentré, tomé la navaja y luego la guardé. De nuevo el gruñido se hizo presente y por ende decidí prestarle más atención a la otra camioneta. Me acerqué y fue allí que lo vi. En el asiento trasero había un asiento para bebés y este a su vez sostenía con fuerza a una niña pequeña con un vestido rosa que ahora se asemejaba más a un vestido sucio y manchado. Su piel blanquecina casi tirando al gris me hizo sentir un gran vacío en mi corazón, unas ganas de llorar se apoderaron de mí al ver el aspecto de la pequeña... su rostro estaba cadavérico, pero no tenía ni una sola herida y esto me indicaba que la pobrecilla había muerto de hambre y luego había vuelto como una de esas cosas. Me estaba mirando con esos intensos ojos color lechoso claro, extendiendo sus pequeñas manos intentando alcanzarme, pero el cinturón que llevaba puesto le impedía moverse debidamente.

No me contuve y retrocedí abruptamente hasta chocar con la otra camioneta; me deslicé por un lado hasta que logré alcanzar el suelo y me quedé sentado por un instante mientras trataba de procesar lo que había acabado de ver al tiempo que los gruñidos de aquella niña seguían allí presentes atormentándome.

Me levanté de nuevo, guardé el revólver y saqué la navaja que había encontrado minutos antes; estaba decidido a acabar con el dolor de la pequeña, no podía dejarla así. Me acerqué de nuevo, me incliné un poco hacia el frente, pero antes de que pudiera hacerlo escuché el chasquido de un arma a mis espaldas. Me quedé helado.

—No... Te muevas... — escuché la voz de una joven mujer a mis espaldas. —Sal de ahí con las manos en alto...

Con mucho cuidado y sin hacer movimientos bruscos, salí de allí con las manos en alto para luego girarme con mucho cuidado y toparme con una chica de al menos unos veinticinco años, una edad bastante próxima a la mía. La pude notar algo nerviosa, pero podía ocultarlo fácilmente con una ira fingida que surcaba su rostro.

Apocalipsis Z El Inicio - Romance GayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora