Capítulo 80: Sentimientos.

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Narra Bill.


Gary nos guío directo hasta las alcantarillas de la prisión que daban a la calle. En un santiamén, nos introdujimos por el lugar mientras al fondo se podía escuchar de toda la estructura colapsando. Llegamos hasta el fondo y quedamos a oscuras por completo, nuestros pies se llenaron de agua y el olor a agua putrefacta invadió nuestras fosas nasales. Algo de polvo cayó del techo, escuchamos varios roedores correr entre nuestras piernas y finalmente todo quedó en silencio. 

—¿Alguien tiene una lin...? —escuché a Gary preguntar, pero antes de terminar con su pregunta, Rachel ya había encendido una. Olía horrible. —Que Dios se apiade de nosotros.

Volteé a mirar hacia arriba por donde habíamos entrado y no vi más que rocas que obstruían el agujero. 

—Toda esa gente... —comentó William. —No tuvieron una sola oportunidad de escapar.

Rachel se acercó a mi con el rostro cubierto en plena tristeza y se aferró a mi con fuerza para que la abrazara. Cedí ante eso y solo pude escuchar como un llanto ahogado la consumía mientras yo sentía un nudo en la garganta debido a esta situación. 

—¡MALDITA SEA! —exclamó Gary enojado lanzando su gorra por los suelos. —¡Maldigo al hijo de puta que haya hecho esto! 

Entre nosotros se encontraba ese tipo que no había llegado a ver. Se me hizo algo raro, pero solo supuse que se trataba de algún nuevo superviviente que había llegado a la prisión mientras no estábamos. Rachel seguía llorando.

No pude evitar sentirme mal también por Allie y los demás que se habían quedado en la enfermería. Lo peor era que las había dejado encerradas para evitar que los caminantes pudieran encontrarlas, pero algo en mi interior me decía que seguían vivas porque solo uno de los dos edificios colapsó y, el que se encontraba intacto, era donde estaba la enfermería. 

—Hay que salir de este lugar. — pedí sin dejar de abrazar a Rachel. Escuchamos algunos gruñidos provenir de todas las direcciones posibles y eso me puso la piel de gallina. —Ahora.

—Un momento. —añadió Gary se giró hacia aquel tipo. Sacó su pistola y le apuntó con ella directo al pecho. —Tú, ¿Quién eres?

El hombre, un tanto asustado y nervioso levantó las manos en señal de rendición. 

—Soy Nicolás... 

—A ti no te había llegado a ver en mi puta vida. — era obvio el odio que Gary sentía y estaba buscando algún culpable. —¿De dónde saliste?

—Yo... me dejaron pasar cuando ustedes no estaban. —respondió él. —Soy nuevo.

—Mientes. —puntuó Gary y cuando ya iba a tirar del gatillo, este aprovechó la poca luz que había entre esos estrechos túneles para salir corriendo y desaparecer entre una esquina. Gary alcanzó a disparar, pero no fue suficiente para darle. Quedamos aturdidos un momento. 

—¡Viva la purificación! — exclamó el tipo a lo lejos dejando oír su voz como un eco. Los gruñidos se hicieron más intensos y William no dudó ni un instante para salir corriendo detrás de él. 

—Está con Josh. — comentó Gary. —Hijo de puta le voy arrancar la cabeza. 

—¡William! — exclamé y comencé a seguirlo también. Todos lo hicimos, pero tuvimos que detenernos debido a que varios túneles se cruzaban dando a diferentes lugares.

Apocalipsis Z El Inicio - Romance GayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora