Capítulo 22: Ahora son cuatro.

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Narra Thommy.


Me hallaba tumbado sobre el duro suelo tomando una larga siesta luego de que Ámbar y yo tuvimos una cómoda conversación. Mis ojos bailaban de un lado a otro, pero para ese entonces ni siquiera era consciente de que algo así sucedía. Ámbar me lo había dicho y a pesar de yo tener una larga carrera profesional nunca caí en cuenta de que cuando uno entra en el estado más profundo de sueño, aparece algo llamado "ojos locos", porque estos se comienzan a mover sin el consentimiento de uno mismo. Sin embargo, estaba teniendo un sueño en el que un cubo de hielo se posaba muy cerca de mi cabeza, era demasiado frío y podía sentirlo como si de verdad estuviera pasando... entonces, abrí los ojos de tal forma que me percaté de que había un tipo parado a mi lado sosteniendo un rifle, el cañón estaba rosando el cuero cabelludo y gracias al clima que estaba haciendo se podía sentir como un cubo de hielo, sí... como en el sueño.

Me quedé quieto mientras este misterioso sujeto no dejaba de apuntarme, no sé si se estaba percatando de sí aún respirábamos, pero no creo que hubiera sido necesario darme pequeños empujones con la punta de su arma. Mi visión se acopló rápidamente a la luz del ambiente, la fogata estaba casi apagada y el cielo tenía un color azul oscuro que indicaba que apenas estaba amaneciendo.

—Arriba... —pidió el sujeto en voz baja, apenas si le había entendido lo que dijo, más bien se trataba de un chico por el timbre de su voz. Me levanté con mucho cuidado con las manos en alto mientras observaba mi alrededor. Ámbar todavía seguía dormida, pero otro hombre no tardaría en despertarla.

Me indicó con la punta de su fusil para que me moviera hasta la pared del túnel y me quedara quieto... eso sí, no me quitaba la mirada de encima y para rematar no dejaba de apuntarme, tenía el dedo listo en el gatillo por si disparar era necesario.

Para cuando volteé a mirar de nuevo a mi compañera, me di cuenta de que este otro tipo que era un poco más bajito que el que tenía enfrente, la estaba despertando haciendo el mismo proceso por el que había pasado. Ámbar se despertó de forma abrupta, pero cuando logró adaptarse de nuevo a la vida real, se quedó quieta allí en el suelo de espaldas usando sus codos como soporte para no quedar del todo tumbada. Me volteó a mirar y yo solo me encogí de hombros.

—¿Qué quieren? —preguntó Ámbar de forma puntual, el timbre en su voz había sonado como si solo quisiera la respuesta a su pregunta y nada más.

—Tonny... revísalos, tenemos que estar seguros de que no son como ellos. —agregó el tipo bajito sin quitarle la mirada a Ámbar.

El chico que me estaba apuntando, se quitó la capucha negra que tenía sobre su cabeza y dejó al descubierto por fin su identidad. Se trataba de un chico de no más de veintidos años, de cabello rubio oscuro, piel de una tonalidad mestiza clara y ojos oscuros. No lo podía negar, me pareció encantador en ese instante.

Se me acercó cargándose el fusil al hombro y se me quedó viendo por un instante. Le sostuve la mirada lo mejor que pude.

—Quítate todo lo que llevas encima. —me pidió, al igual que Ámbar, no quería reclamos ni nada por el estilo. Solo quería que se cumpliera su palabra.

—¿Qué? ¿Por qué? —pregunté algo nervioso, se acercó todavía más y no tuve más opción que retroceder, pero entonces la pared del túnel me impidió seguir más hacia atrás y este chico solo me acorraló.

—Sólo hazlo... —agregó de nuevo. —Por seguridad tenemos que hacerlo.

Me quedé en silencio un momento y lo observé con más detalle. Bajo la poca luz que llegaba hasta donde estábamos, logré divisar unas marcas muy cerca de su cuello, pero cuando se dio cuenta de que estaba mirándolo mucho, se encogió más la chaqueta que llevaba puesta para poder ocultarlas. Volteé a mirar a Ámbar y me di cuenta de que ella ya se estaba quitando toda su ropa, aunque en su rostro se podía ver el desagrado y la ira que la invadían.

Apocalipsis Z El Inicio - Romance GayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora