Capítulo 59: El pez con dientes de lobo.

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Lo escribí con mucho amor <3, recuerda que un votito mueve esta historia :), no te vayas sin dejarlo... o el gato muere. 


Narra Alex.

—Debo ir al baño... ¿dónde queda? —pregunté al mismo tiempo que me ponía de pie. Andrés me volteó a mirar y sin musitar una sola palabra me señaló una puerta que se encontraba abierta y conducía a un pasillo.

Me incorporé dentro del lugar y ajusté la puerta a mis espaldas. El piso de madera trinó bajo la suela de mis zapatos y mi mirada fue a dar en todo el lugar. Di un par de pasos al frente comenzando a caminar con cuidado por el pasillo y me llamó la atención los cuadros con fotografías que posaban a los costados de las paredes. Había una mujer y un hombre de avanzada edad que aparecían en todas partes, ambos bien sonrientes y con una felicidad bastante contagiosa... pero lo extraño de eso era que esas dos personas mayores no se parecían en nada a la mujer que estaba en la cocina y a Thomas. —"seguro son sus padres" —pensé para mis adentros.

La verdad no tenía ganas de ir al baño, mi intención al haber pedido "permiso" era porque necesitaba investigar un poco más sobre estas personas y sobre todo si era de confiar, porque hasta el momento el ambiente se sentía pesado, con una energía negativa que me ponía los bellos de la piel de punta en señal de emergencia. Era un instinto en mi que se activaba pidiendo a gritos que saliera de allí porque un peligro inminente acechaba a mis alrededores.

Al fondo del pasillo se encontraba una ventana amplia por la que entraba bastante luz del día, así que me acerqué a ella, moví un poco la cortina y observé hacia el exterior. A mi derecha logré divisar el granero y a mi izquierda un camino que conducía a su vez directo a la entrada principal para volver a la carretera. Abrí la ventana con cuidado y luego salté al exterior sin llamar mucho la atención. Las personas del granero entraban y salían haciendo su trabajo diario. Troté un poco agachado hacia el camino y de ahí seguí movilizándome hasta que por fin desaparecí entre algunos fardos de heno.

Frente a mí, se encontraba la entrada por la cual habíamos ingresado y esa era la única salida que podía ver de este lugar. Todo lo demás estaba rodeado por una verja que estaba tan electrificada que se podía escuchar un leve zumbido. Solo tocarla incendiaría mi cuerpo y provocaría que mi cerebro y mis pulmones se quemasen como el papel.

En cuanto vi la oportunidad de poder salir, comencé a correr rápidamente sin parar hasta que logré esconderme detrás de un gran árbol al otro lado. Había personas que también estaban saliendo de la zona segura y una de ellas se detuvo al escuchar que una rama se rompió bajo mis pies. El corazón se me detuvo, aquel hombre estaba armado con un cuchillo militar que no dudo en sacar para analizar toda la zona. Era un hombre grande, con la barba de color roja y los ojos rojos al igual que Bill. Dio un par de pasos al frente en dirección al árbol en el que me encontraba escondido, así que le di la espalda al árbol y me recosté en él.

—Cariño... —escuché a una mujer decir. Abrí los ojos y solté el aire que tenía contenido en mis pulmones. —¿Qué estás haciendo?

—Escuché algo... —respondió el hombre con un tono de voz tranquilo. Volví a asomarme un poco para observar y entonces vi a una mujer un poco más pequeña que él acercándose para tomarlo de la mano. El tipo guardó nuevamente su cuchillo y le dio la espalda al árbol para irse caminando con la chica.

Algo me llamó la atención, ambos tenían un tatuaje en la nuca, es decir, en la parte trasera del cuello que se me hizo bastante extraño. Una piraña... y no había mucha diferencia o al menos con eso logré identificarlo, porque era un pez mal dibujado con dientes bastante afilados y unos enormes ojos representados como un punto negro.

Apocalipsis Z El Inicio - Romance GayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora