Capitulo 55: Divide y vencerás.

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El camino a la granja era bastante largo y un poco desastroso (por así decirlo), dado a que no se veía mucho por donde caminar e indicaba claramente que ya nadie cuidaba de él, dejando así que la naturaleza pudiera tomar su forma de nuevo. A pesar de esto, se podía sentir un aire de tranquilidad que me llenaba de paz todo el cuerpo. El viento soplaba entre los árboles provocando un agradable sonido que hacía olvidar todo lo que había pasado con nosotros. Los caminantes desaparecieron de nuestras mentes por un instante hasta que doblando en una esquina la amenaza reapareció. Nos pusimos en alerta, listos para atarlos, pero entonces el hombre de la gorra se giró hacia nosotros con una sonrisa en su rostro.

—No se preocupen. — nos dijo a la vez que les devolvía la mirada a los caminantes que había por el perímetro del camino. Analicé bien la situación y me di cuenta de algo que había en los caminantes; todos y cada uno de ellos se encontraban atados por el cuello con un collar metálico que apenas brillaba con la luz del sol. —Es nuestro sistema de defensa.

—¿Contra qué? —preguntó Rachel con curiosidad y observando a los caminantes. La mayoría de ellos tenían un aspecto bastante reciente, no eran como los demás que ya estaban grises y podridos, estos se veían más "frescos".

—Contra otros caminantes y personas que quieren hacernos daño... es como un camuflaje. —miró a su alrededor con un aire de satisfacción. —Mi padre trabajaba para CONFORE y tenía recursos para hacer todo tipo de cosas... fue un gran ingeniero mecánico y gracias a eso diseñó esos collares que tienen los caminantes en el cuello. Solo basta con presionar un botón para que se abran y los caminantes queden libres.

—Suena bastante interesante... pero un poco peligroso. —comenté. Me volteó a mirar y sonrió. —¿Cuántos de ellos tienen?

—Más de cien... procuramos capturar a todos los que vemos, los atamos y los unimos al grupo para que hagan de guardias. —me respondió. —No es lo mejor que se tiene, pero se tiene.

CONFORE, ese nombre se me hacía bastante familiar, pero no solo porque era una gran farmacéutica que prosperaba, sino porque sentía algo más profundo en ella. Sé que nunca he trabajado en algo así, pero mi mente me decía que tal vez tuve ciertos acercamientos tiempo atrás cuando estaba en la Universidad... cuando Thommy estaba conmigo. Y aunque eso tal vez era cierto, esos recuerdos ya no estaban en mi mente, todo estaba opaco y desvanecido.

De nuevo, comenzamos a caminar y a seguir al hombre barbudo que no dejaba de mirar a su alrededor con inquietud. Yo estaba haciendo lo mismo, observando a los caminantes que rodeaban el perímetro con curiosidad... todos ellos, en su gran mayoría tenían el aspecto de haber muerto hace poco, por lo que eso seme hizo bastante extraño. A diferencia de otros que ya estaban grises, con el cráneo más marcado y los dientes oscuros, el resto solo tenía la piel blanquecina, con sangre no tan vieja sobre sus vestimentas y algo todavía más horrible; sus vientres estaban abiertos de par en par, en algunos de ellos pude observar que alguien los había abierto con mucha precisión y ahora solo un vacío y algunas tripas colgando se hacían notar. Este patrón se repetía en muchos de ellos... sobre todo en los que recientemente habían muerto.

—¿Por qué tienen el estómago abierto? —cuestioné al hombre posándome detrás de él. No me devolvió la mirada, solo hubo un breve instante de silencio que él quiso conservar. —Además, la mayoría parecen haber muerto hace poco.

—Los estudiamos... bueno, en realidad lo hace mi hermano en la granja. —respondió con tranquilidad. —Mi hermano les hace una especie de autopsia y observa como se comportan sus órganos internos. Y respecto a lo otro... —se detuvo y se giró hacia mí. —Tuvimos hace poco un conflicto con otro grupo armado que quería apoderarse de nuestro territorio... al finalizar el conflicto... —observó a los caminantes. —...muchos de ellos terminaron convertidos en esas cosas.

Apocalipsis Z El Inicio - Romance GayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora