Capitulo 68: El encuentro.

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Narra Tommy

Cuando menos lo habíamos pensado, la situación ya se salió de control por completo. La gran tormenta de arena de la que estábamos intentando escapar nos cogió por sorpresa dejándonos atrapados en la estación de servicio sin garantías de poder salir ese mismo día. Los vientos soplaban con violencia y se podía escuchar como este generaba un silbido al paso que golpeaba la gran estructura que tomamos como refugio. También los truenos y relámpagos se escuchaban con tanta fuerza que nos ponían la piel de gallina.

Optamos por dejar todo dentro de la estación de servicio, cerrar las ventanas y puertas y hacer una pequeña fogata con piedras y palos en un lugar seguro para evitar un incendio. Debido a la gran cortina de polvo todo el interior estaba oscuro como el fondo de un poso, así que gracias a nuestra pequeña fogata podíamos deslumbrar un poco el interior.

—Tonny... — replicó con fuerza Nico quien intentaba tapar una de las ventanas rotas con un plástico para evitar que la arena pudiera ingresar al lugar. —Ven y ayudame aquí. Inhalar el polvo nos matará más fácil que los muertos vivientes.

Tonny, ni corto ni perezoso se levantó de mi lado con algo de pereza para poder socorrer a su hermano. Ámbar me volteó a mirar con curiosidad y sonrió un poco. No se qué se le hacía tan gracioso. Mariana por otro lado, estaba sentada junto a Ámbar sumergida en sus propios pensamientos. Sus manos estaban juntas y sus ojos brillaban al tiempo que sus delgados cabellos se movían por el escaso viento que ingresaba al lugar.

—¿Te sientes bien? — le pregunté. Pareció salir de su trance porque me dirigió la mirada y asintió.

—Lo estoy... solo estaba pensando. — agregó. —Realmente me preocupa mi integridad física... no soy capaz de dormir tranquila pensando que tenemos medio mundo detrás de nosotros queriendo nuestra cabezas.

— La Neonu quiere es mi cabeza...

—Si, eso lo sé... pero estar con ustedes me vuelve también un blanco de ellos. — respondió. Respiró con fuerza y eso pareció ayudarla un poco.

—¿Por qué vienen detrás de ustedes?

—Esa historia ya la sabes... — interrumpió Ámbar.

—Si es cierto... pero es que parece tan loca que simplemente no me lo creo... además es bueno escuchar historias en estos momentos mientras pasa la tormenta.

—Ambar y yo destruimos sin querer un puesto de avanzada de la Neonu que se encontraba en la CCE de Atlanta... desde entonces los hombres que sobrevivieron quieren nuestras cabezas por orden de su líder ya que según ellos acabamos con la única posibilidad de encontrar un antídoto ya que la CCE tenía un proyecto muy avanzado en estudio sobre el virus. — le respondí haciéndole un resumen de la situación. — Somos como una especie de terroristas. Ah, y no olvides que matamos también a varios de esos hombres que venían siguiéndonos.

—¿Conocieron a su líder? — preguntó otra vez. Confundida.

—Se que se llama Richard Alpert, un hombre de bastante poder que salvó a toda la isla de Inglaterra de la pandemia y reconstruyó gran parte de la civilización en ese lugar. Es como si no hubiera pasado nada allí. — le respondió Ámbar. Me dio curiosidad su respuesta, no la había oído mencionar aquello.

—¿Cómo sabes eso?

—Cuando estábamos en la CCE me socialicé con algunos de esos soldados provenientes de ese lugar. Me contaron casi todo. La gente trabaja normalmente y se mantienen controles de salud estrictos para evitar un rebrote de la enfermedad.

—Suena bien... si pudiera me iría para allá. —comentó Mariana. Le dirigí la mirada.

—A mi suena también como un buen lugar, pero no me suena bien que esté a cargo de una especie de dictador que quiere ejecutar a todo aquel que parezca una amenaza para él. — comenté. —Llegan muy lejos para avanzar en una investigación contra la enfermedad. Tú misma sabes lo que le hicieron a Tonny... lo usaron como una rata de laboratorio y casi lo asesinan solo para encontrar una cura.

Apocalipsis Z El Inicio - Romance GayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora