Apocalipsis Z El Inicio - Romance Gay

Capítulo 81: Casa.

Agradezco que me dejes un voto :D, sería feliz UwU

Narra Billy.

En medio de aquella pesadilla y la oscuridad de la noche, me encontraba tratando de conciliar el sueño en un rincón del supermercado para así poder escapar a mi mente y a mis sueños. Allí era más feliz. Sin embargo, no podía. 

Abrí los ojos en cuanto escuché algunos pasos dirigirse hacia la salida y, con algo de miedo y desconfianza, caminé hasta la entrada del minimercado con todos los sentidos en alerta, pero al final, me topé con Gary ya cruzando el umbral de la puerta. 

—¿Gary? — pregunté por su nombre y se giró hacia mi dándole un pequeño susto. Estaba armado y no dudó en apuntarme con su fusil, pero al darse cuenta de que no era una amaneza, lo bajó. —Tranquilo... ¿a dónde vas?

La poca luz que llegaba gracias al reflejo de la luna nos daba una idea de como estaba el exterior, por suerte no habían caminantes cerca ya que la mayoría se hallaban felices festejando un incendio donde antes era la prisión. Sin duda alguna, eso podría llamar la atención de algo más que solo caminantes. 

—Bill... — me respondió. —Tengo que marcharme, irme lejos.

Confundido, me acerqué más a él.

—Pero, ¿Por qué?

Sacó una linterna de su bolsillo para iluminar y entonces vi su apariencia. Estaba pálido, ojeroso y por la frente se le notaba que tenía mucha fiebre.

—Dios mío..., ¿estas bien? — repliqué. Levantó la manga de su camiseta y dejó ver un mordisco. La piel estaba levantada, pero al menos ya la sangre no fluía.

Alrededor de la herida se podía ver la infección avanzando por el brazo hacia arriba como raíces oscuras que se iban apoderando lentamente del cuerpo. Su respiración cortada, la debilidad y el sangrado nasal se podía ver. 

—Me mordieron en las alcantarillas. — me respondió. Su voz seguía firme, se bajó la manga otra vez. —No me queda mucho tiempo, por eso quiero irme... caminaré hasta convertirme en una de esas cosas y lo seguiré haciendo hasta que mi cuerpo se seque o alguien más me meta un pedazo de plomo dentro del cráneo.

No supe que decir, pero no pude evitar sentirme triste por él. Gary no solo me había salvado la vida, sino que también se había convertido en alguien importante para mí, como de la familia, así como Rachel o William.

—Lo siento mucho, Gary. — le respondí. Sonrió un poco y luego salió. Le seguí el paso hasta encontrarlo sentado en la acera observando la luna y el reflejo que emitía. Tomé asiento a su lado.

—Lo único que tenía era esa fea prisión... — comenzó a decir. —No era mucho, pero al menos mantenía a las personas a salvo.

—De eso no cabe duda.

—Ahora no me queda nada, así que no me importa morir. — dijo. Me volteó a mirar, sacó un cigarrillo y comenzó a fumarlo luego de ofrecerme y negarme ante ello. No me gustaba. —Un caminante menos uno más... que más da.

—¿Por qué no nos lo dijiste?

—Por lo mismo... posiblemente tu amigo William no me deje convertirme en uno de ellos. — respondió y sonrió. —Maldito bastardo, admiro su fortaleza... pocos la tienen.

Solo me limitaba a escucharlo porque era lo que quería. Sus últimas palabras guardadas en mi mente.

—Perdí a mi hija... a mí girasol cuando todo esto comenzó. — agregó con la voz algo quebrada. —La dejé ir convertida en una de esas cosas y... por eso quiero hacer lo mismo. Quiero que ambos caminemos por este valle de la muerte y no nos detengamos jamás...