Universo

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Terminé por sentir esa corriente eléctrica pasar por todo mi cuerpo, mi respiración era agitada junto con la de la persona que se recostaba sobre mi pecho. Tantas noches había pasado soñándola y deseando tenerla de esa forma, compartiendo ese sentimiento tan profundo y genuino que solo le pertenecía a ella.

Se removió un poco solo para seguir besando mi pecho trazando un camino de besos a mi boca, sonreí y sentí aquel gesto correspondido, besó mi mejilla escondiendo su carita en el hueco de mi hombro y mi cabeza.

Mi piel se erizó al sentir su aliento tan cercano, suspiré y una vez más busqué su boca, estaba más loca por ella que en años anteriores.

-

La mañana comenzó a apropiarse de ese día, incluso podría haber sido medio día y sin moverme continúe disfrutando de la compañía de la mujer que aún tenía sobre la cama.

 Pasando un rato me metí a bañar, se sentía tan bien el agua recorrer mi cuerpo. Cerrar mis ojos y recordar la noche anterior solo acertaba el hecho de haber salido a reunirme con ella.

*Flashback*

Llegue al lugar en el que me habían citado apenas cinco minutos después de la hora estimada. Me sentía nerviosa, casi como la primera vez en que mis ojos se habían posado en los de ella.

Había optado por usar un pantalón marrón un tanto acampanado, una blusa negra que cubría mi torso acompañado de una chaqueta de cuero negra; mi cabello mediamente ondulado y unas alpargatas que fueran a juego con mi estilo. Temía por que fuera demasiado.

La mesa se encontraba vacía y eso aumento mi desconfianza, miré alrededor de aquel restaurante ubicado en la terraza de un edificio bastante alto a mi parecer con una vista perfecta la ciudad y tomé asiento.

Mire por unos segundos mi celular antes de que los nervios otra vez llegaran.

—¿Le ofrezco algo señorita? —se acercó un mesero a preguntarme puesto que había pasado unos minutos sola en aquel lugar.

—Sí —comenté, —¿A nombre de quien está reservada esta mesa? —pregunté solo para saber que no me estaba equivocando, y que no estaba soñando ni nada de eso.

—Deme un segundo y le confirmo —mencionó el hombre dejándome de nuevo a solas.

Suspiré otra vez devolviendo la mirada al celular, cinco minutos más y me iría.

—¿Me invitas un trago? —escuché su voz desprevenida, había brincado del susto generado por aquella reciente aparición.

—¿Whisky o vino? —dije señalando la silla que tenía al frente.

—Ambos —sonrió seguramente recordando la última noche en su penthouse.

—Yo me tomo el vino —hablé sonriendo con ella.

El mesero llegó y luego de haber ordenado desapareció.

—Me iba a ir si no llegabas —le advertí mirándola asentir.

—Llegue aquí desde quince minutos antes —admitió, —Solo estaba probando si tenía el valor de enfrentarte.

—Raro en ti —la interrumpí.

Sonrió de nuevo nerviosa sujetando la servilleta que estaba en su lado de la mesa.

—Lo logré, gracias por venir —tirito mordiéndose ligeramente el labio, no me estaba provocando ni mucho menos se me estaba insinuando, pero esa acción me hizo recordar esos labios pintados con un toque de carmesí.

Neptuno 26 | CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora