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Mi regreso a Los Ángeles fue mucho antes de lo que tenía previsto, y aunque Mariana me alcanzó en el aeropuerto no la deje ni siquiera que intentara explicarme algo. En ese momento me sentía muy molesta conmigo por haber creído de nuevo en ella, me sentía lastimada porque había preferido viajar antes de quedarse conmigo aun sabiendo que la necesitaba.
Había quedado como una estúpida por tercera vez, ¿Lo peor?, era con la misma persona que al inicio. De la rabia para que no tuviera tiempo de volver por sus papeles para poder volar me vi obligada a tomar un avión a México y de ahí haría la escala a California.
Tiré la maleta que llevaba sobre el sofá antes de correr a mi habitación, había llegado al piso que compartía con Juliana, en Malibú, mi casa permanente a partir de ese momento porque no soportaba el hecho de volver a compartir cama con Mariana.
El fin de semana llegó y a penas me miró Taylor pregunto lo que me sucedía, terminé llorando mientras admitía que la había visto de nuevo con alguien más. Su enojo y coraje en torno a ella se incrementó porque después de ese día no había tomado la molestia de llamarme ni buscarme, ni nada.
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Las puertas de Neptuno 26 abrieron para el público en general y todo parecía marchar bien hasta que Taylor llamó a mi oficina.
—Mariana está afuera peleando con Gil para poder entrar porque quiere verte —mi vista se fue en su dirección incrédula, —Polo me llamó porque no hay autorización para que ella entre —mordí mi labio al considerar lo que decidiría, no me sentía en lo absoluto preparada para discutir con ella.
—No la quiero ver —dije para volverme a ocupar en la computadora, esa noche trabajaba en la planeación del tercer aniversario del antro.
—¿Y entonces cuando? —mi amiga insistió, —Está aquí, habla con ella, tiene que darte el divorcio.
—Estoy ocupada en cosas más importantes —quise no presta atención, pero Taylor tenía razón, entre más pronto lo hablara más pronto estaría libre de ella, —Llama a Polo para que la traiga la zona estelar, ella no entra aquí —le pedí cerrando las ventanas que tenía en el computador para luego cerrarlo.
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Mariana se acomodó en la mesa que colocaban todas las noches para nosotras, su porte siempre era de intimidar, pero esa noche no causaba ese efecto en mí, al verla el enojo se volvió a cruzar con mi estabilidad, una que había perdido en los últimos años y que por cierto no encontraba. La tuve sentada a mi lado sin decir absolutamente nada, yo en cambio platicaba con Taylor y ella solo insistía en que yo iniciara la conversación.
—Esto cada vez es más espectacular —por fin habló a mi oído para que pudiera escucharla, —Tenía mucho tiempo sin venir.
—Desde el primer aniversario —asintió y luego suspiró.
—Has logrado mucho con esto —agradecí a sus palabras, —No entiendo cómo fue que Mafe nunca vio lo prospero que el club sería —una sonrisa falsa pareció, había tocado el tema de mi mamá recordándome la molestia que tenía por su abandono.
—Por algo pasan las cosas, ¿Cierto? —movió su cabeza de arriba abajo tomando su copa de la mesa.
—¿Me acompañas? —Taylor me llamó, mostrándome un mensaje de su celular.
Era Polo avisando de una notificación para una próxima visita de inspección, las usuales para corroborar que el uso de narcóticos no era parte de Neptuno.
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Neptuno 26 | Caché
FanfictionMaría José jamás pensó que esa noche su vida cambiaría de órbita y aunque comenzaba a girar en torno a ella, no estaba convencida de fomentar su espectáculo de exclusividad. Historia 100% original. Todos los derechos reservados® PROHIBIDAS COPIAS O...