M&M

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Después de la siesta y una larga platica con Pau, di mi consentimiento para que nuestros amigos pasaran por nosotras y fuéramos al club ese en el que Martino estaría amenizando la noche, prefería eso a la cena que mi papá planeaba tener con su novia.

Ese día la tarde estuvo tranquila y cálida, dediqué un par de horas a mi maquillaje y al vestido que usaría. Cada que salía procuraba verme bien para así proyectar mi imagen diva con las personas, como era obvio gustaba de tener su atención.

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Se dieron las diez de la noche y por fin tomamos rumbo a las carreteras que llevaban a la zona céntrica de la ciudad. En medio de algunos otros bares, restaurantes y un sinfín de estacionamientos llegamos a Neptuno 26, uno de los Clubes Nocturnos más reconocidos de la Ciudad. Según mis amigos el ambiente que ofrecía el sitio era de otra órbita por eso tenía tal nombre, razón que se me hacía bastante graciosa y que tenía que comprobar por mi cuenta.

Bajé del auto asistida por Roger, Pau por su parte salió con ayuda de Pablo.

—Buenas noches, ¡Bienvenidos a Neptuno 26! ¿Tienen reservación? —habló un hombre detrás de los cadeneros, el cual sostenía un iPad en sus manos.

—¿Qué tal? —habló Roger de forma sería —Nos esperan adentro.

—Muy bien joven, ¿A nombre de quién? —el tipo siguió siendo amable buscando en la lista que tenía en el aparato.

—Martino Martín —pronunció mi amigo ganándose la mirada de las tres personas.

—¿Disculpe? —preguntó dudoso, —¿A nombre de quién está su reservación?

—Martino Martín —tomé la palabra situándome frente a los cadeneros, quienes estaban seguramente dos veces más grandes que yo.

—Lo siento señorita, el será el encargado de animar esta noche...

—Por eso, nos invitó —lo interrumpí mirándolo a los ojos.

—Debe haber un error señorita —quiso ser amable, pero a mí no me iba a negar la entrada.

—Bueno, entonces pon la reservación a mí nombre —indiqué señalando la pantalla del iPad, —María José Garzón.

—No quiero ser grosero, ni mucho menos hacer esperar a las personas que están atrás de ustedes, pero las reservaciones se hacen directamente en el sitio oficial del lugar.

—¿Qué quieres decir? —quise hacer que reconsiderara lo antes dicho.

—Que si quiere entrar tiene que hacer su reservación con una hora de anticipación, así que regrese cuando esté en la lista —su actitud me pareció pésima. Antes de que pudiera contestar Pau me jalo hacia afuera de la fila.

—¡Vámonos! —dije tomando camino al valet del lugar.

—Espera —me detuvo, —Pablo está llamado a Martín.

—No, ya no quiero entrar a ese lugar —renegué molesta, a mí nadie me iba a hablar de la forma en la que ese asalariado se había expresado conmigo.

—Poché —quiso sermonearme, pero la detuve.

—Nada de Poché, hay millones de discotecas y creo que mejor que esta, en las que nos van a tratar como lo merecemos.

—Tranquila bebé —Roger se acercó a nosotros, —Quizá Martino olvidó comentar que vendríamos, es lo que está aclarando Pablo ahorita.

—Ya no tengo ganas de estar aquí —miré a Pau quién sostuvo mi mano. No quería arruinarles la noche, pero yo ya no me sentía a gusto de estar ahí.

Neptuno 26 | CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora