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Enero 2019
Al entrar a la casa quité mi abrigo y lo coloqué en el perchero, llevaba tiempo sin ir porque aún no me resultaba tan feliz la plática que tendría en algún momento con Mariana. Si, la estaba evitando, pero no podía seguir así.
Eran casi las 7 de la noche, así que esperaba encontrarla en su oficina, y ahí estaba.
—Por fin viniste —dijo desde el escritorio dejando lo que hacía, tomó mis hombros en sus manos y quiso darme un beso al cuál me negué, —¿Aún estás molesta? —repasé su pregunta un millón de veces desde que me la había dicho por llamada.
Claro que estaba molesta, estaba dolida y a ella parecía tomarlo con tanta calma que solo me ponía más de malas.
—Después de la Navidad te estuve llamando —suspiré pidiéndole que volviera a sentarse, yo estaba por tomar lugar frente a ella.
—Quiero el divorcio —susurré sin creer que lo estaba diciendo, porque sabía lo que implicaba, pero nunca me había sentido tan segura como ese día.
—¿De que hablas? —rió desviando su mirada al computador.
—¿Puedes ponerme atención? —asintiendo volvió a posar sus ojos sobre los míos, —Ya no puedo seguir así.
—¿Así cómo? Yo te amo —lanzó queriendo sujetar mis manos, pero no la dejé hacerlo, —Dani, por Dios que te amo —se levantó para llegar a mi lado para ponerse en cuclillas frente a mí, —Perdóname —dijo antes de sujetar mi cintura desde la altura que tenía.
Y ahí estaba yo, dudando de lo que había decidido apenas llegué a la casa, su cara me daba la impresión de que estuviera arrepentida, pero para ser la segunda vez que sucedía me parecía algo repetido a la primera.
—Tu sabes lo insegura que soy —le dije antes de verla empezar a llorar.
—Y es lo que me encanta, mi amor, siempre he querido ayudarte con esa inseguridad.
—¿Acostándote con alguien más? —las palabras salieron de mi boca tal cual las pensaba.
—Estaba borracha, ya te lo dije, te lo expliqué las veces que me lo pediste —se puso de pie para ir a la esquina de la oficina, en al que un mini bar descansaba, ahí fue en dónde se sirvió un trago de ron.
—Fue lo mismo que me dijiste la primera vez —hablé desde mi silla sin perder detalle de lo que ella hacia.
—Es que así ha sido —terminó su copa volviendo en mi dirección, —Nunca te engañaría estando sobria, ni siquiera lo disfruté esa noche —con rabia la miré poniéndome de pie.
—¿Ni siquiera lo disfrutaste? —comenté irónica, con ganas de salir de la oficina.
—Quédate, cielo —imploró antes de ponerse de rodillas —Fui una estúpida lo sé, lo siento tanto —sollozó desde el suelo.
—Levántate —le pedí antes de que yo comenzará a llorar, era cierto que me dolía lo sucedido y me dolía porque la quería y aunque ella lo sabía se permitía estar con alguien más.
—Daniela, perdóname —se colgó de mi cuello para terminar de llorar sobre mi hombro.
—Tengo que pensar en todo esto —respondí, —No quiero vivir con la incertidumbre de que estás con otra persona —traté de ser sincera, y realmente no sabía bien que estaba haciendo porque no quería estar atada a eso, ya no quería estar atada a ella sabiendo que me estaba haciendo daño.
—¿Necesitas más tiempo para pensarlo? —preguntó posando sus ojos cafés sobre los míos, asentí, —¿Cuánto? —pronunció acercándose de a poco.
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Neptuno 26 | Caché
FanfictionMaría José jamás pensó que esa noche su vida cambiaría de órbita y aunque comenzaba a girar en torno a ella, no estaba convencida de fomentar su espectáculo de exclusividad. Historia 100% original. Todos los derechos reservados® PROHIBIDAS COPIAS O...