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Sus ojos se colaron por los míos haciendo que me inmovilizara, no podía estructurar palabra alguna y mucho menos oponerme. Su cercanía ponía todo mi ser a su disposición.
—Tenía miedo de que sucediera esto, de que en cualquier momento ya no quisieras verme —susurró evitando que entrara al auto, —También tenía miedo de que la situación te hiciera querer compartirte, no iba a soportarlo.
—¿Y tú cómo pensabas que yo iba a tomar que Mariana viniera a decirme que era tu esposa? —bajé también el volumen de mi voz, la tenía tan cerca que no era necesario decirlo más fuerte.
—Susei sabía que estábamos saliendo, que esa presentación saliera de esa forma fue un gran acierto para las dos —comentó sin dejar de mirar mi rostro.
—¿Ya la conocías entonces? —asintió contrayendo su mandíbula en el momento.
—En varias ocasiones laborales la vi junto con tu papá.
—Increíble —susurré.
—Y siempre te mencionaban... la señorita María José Garzón —escuchar mi nombre de su boca hizo que una sonrisa se formara en mis labios.
—¿Pensaste que en serio me llamaba Poché? —negó sonriendo también.
—Lo que nunca pensé es que fueras la hija de uno de los principales competidores de Mariana —me reí por lo absurdo que era, —Tu papá es una persona muy importante en el gremio.
—¿Por qué no me dijiste antes que eras casada? —regresé al tema que nos había llevado a ese momento mirando como su sonrisa de nuevo decaía.
—De saberlo, ¿Habrías aceptado salir conmigo? —me quedé pensando por algunos segundos considerando todas las opciones, —No... —respondió por mí.
—No es algo que pueda pensar en este momento —me justifique, —Pero después de que lo procesé no me importó, fui yo la que te busqué en Neptuno, ¿Recuerdas cómo me trataste?
Después de eso bajó la mirada admitiendo su culpa.
—Fui una mierda —aceptó alejándose un poco, —Me odié tanto de comportarme de esa manera, pero sentía que no tenía otra opción —quiso explicarse y solo me quedé en silencio, no podía hacer más.
—¿Sabías el daño que me estabas haciendo?
—Mariana me tenía en sus manos —dictó confirmándome algo que de alguna manera ya sabía, —Después de la boda estuvo sobre mi confirmando que lo nuestro se había quedado en ese día, si no me comportaba de esa forma lo más seguro es que me habría ido al fin del mundo contigo.
Aún en silencio hice un puchero, ¿Porque era tan difícil no sentirme molesta al respecto?
—Esa última vez que fuiste a club por la noche ella estaba en nuestra mesa...
—Si la vi —la interrumpí haciéndola sonreír.
—Desde esa noche no la he visto más —aseguró posando una de sus manos sobre mi cintura, —El día de mi cumpleaños me hizo llegar en un sobre el divorció firmado, por fin, después de un año en qué se lo insistí, pero ya no te tenía —reafirmó su amarre en mi cuerpo.
Su mirada hizo que me quedara pensando en la situación, ojalá pudiera olvidar todo lo malo que aún vibraba en mi sistema, ojalá fuera tan fácil omitir el dolor y la forma en la que llegué a sentirme por ella. Ojalá pudiera solo abrazarme a ella, sentirla y decirle lo mucho que aún la quería.
—¿Y cómo sé que todo eso es verdad? —rompí el silencio, —Nunca me buscaste, salvo en el hotel de Río, pero tampoco me dijiste nada.
—No dejaste que lo hiciera, te fuiste del departamento en el que estuvimos juntas —bufé al recordar aquello, cuanto me había costado irme.
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Neptuno 26 | Caché
أدب الهواةMaría José jamás pensó que esa noche su vida cambiaría de órbita y aunque comenzaba a girar en torno a ella, no estaba convencida de fomentar su espectáculo de exclusividad. Historia 100% original. Todos los derechos reservados® PROHIBIDAS COPIAS O...