Sin entenderlo se montó en el asiento del conductor y antes de prender el motor presto atención en la camioneta que se estacionaba frente a la suya.
—Vámonos —insistí con la mirada puesta en el teléfono.
Cuando sentí que por fin el auto estaba en marcha mandé un mensaje a Roi.
—¿Conocías a la persona que llegó en esa camioneta? —preguntó mirándome de reojo, mientras conducía con la mirada en la calle.
—El vecino, no sé —respondí sin ganas de seguir hablando.
Me sentía ofendida por todo lo que había dicho con anterioridad, no todas las personas consideraban que era el cliché de la niña rica con la vida miserable, que para llamar la atención de la gente hace lo que quiere; y aunque lo fuera, ¿Cuál era su problema?
Miré la carretera sobre la que íbamos con camino a Los Ángeles, tanto ella como yo nos habíamos quedado en silencio, odiaba mucho esa sensación, odiaba pensar que siempre era de esa forma; nos peleábamos por cosas estúpidas y cada una tomaba su postura, odiaba más ser la que siempre volvía a hablar.
Después de un rato supuse que ya habíamos llegado pues se había orillado frete a "The Ivy" un restaurante ubicado en las zonas exclusivas de Los Ángeles. De entrada, su aspecto me parecía exótico, era un tanto rústico pero al final agradable.
—¿Vamos? —preguntó seguramente mientras me miraba.
Asentí sin despegar la vista de en frente mientras quitaba el cinturón de seguridad y abría la puerta de la camioneta.
Miré con más detenimiento el lugar, si lo había visto antes, pero jamás había pensado pararme por aquí.
—Ven —indicó queriendo sostener mi cintura, pero de inmediato caminé más rápido.
—Daniela, ¿Qué tal? —el hostess la saludo con una sonrisa, —¡Buenos días! —se refirió a mi sujetando un par de cartas, —¿Gustan adentro o por acá afuera?, —Daniela me miró para considerar mi opinión.
—Como sea —mencioné levantando los hombros.
—Adentro está bien —completó la castaña.
—Claro, síganme —ordenó dándose paso al interior del lugar, —Disfruten su estancia, en seguida les toman su orden, finalizó yéndose a su sitio de trabajo.
Miré a mi alrededor los sillones de dos plazas floreados que acompañaban las mesas de madera, no es que fuera mí tipo de restaurante, no me parecía feo pero sabía que los amigos pensarían distinto y seguramente se reirían.
Tomé la carta apenas vi como Daniela sujetó la suya, distrayéndome en el menú de los desayunos.
—¿Seguirás enojada? —sus palabras hicieron que posara mis ojos en ella.
Aparte la carta de mi vista y contesté.
—¿Cómo debería de estar? —dije a la defensiva.
—Yo tenía miedo de que esté lugar no fuera de tu agrado, la verdad es que no conozco tus gustos y no quería que la pasaras mal —comentó haciéndome soltar nuevamente el menú.
—¿Piensas que soy un cliché? —la miré atenta, —Por qué eso fue lo que describiste.
—No, te dije que no use las palabras correctas.
—¿Tendrías problema con que fuera la chica que describiste antes de irnos? —volví a cuestionar.
—En lo absoluto, no quiero pelear ya —se puso de pie mientras la veía aproximarse, —Lamento si no te pareció que dijera eso —explicó acomodándose en el sillón en el que estaba yo, —¿Me perdonas? —un puchero en su boca apareció, mismo que me hizo bajar la guardia.

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Neptuno 26 | Caché
FanficMaría José jamás pensó que esa noche su vida cambiaría de órbita y aunque comenzaba a girar en torno a ella, no estaba convencida de fomentar su espectáculo de exclusividad. Historia 100% original. Todos los derechos reservados® PROHIBIDAS COPIAS O...