Posesiva

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El sonido del agua cayendo desde el cuarto de baño logró despertarme, sentía que había dormido demasiado; me estiré y en seguida me paré a ver de quién se trataba.

Al entrar visualice a Pau saliendo de la ducha, acomodaba una toalla alrededor de su cuerpo.

—Buenos días —dijo acercándose a mí para dejar un beso en mi mejilla.

—Hola —la saludé regresando a la habitación, —¿A qué hora regresamos?

—Tarde —respondió tomando algo de ropa para vestirse, —Te perdiste anoche después de estar con Martino.

—Estuve platicando con la bomba sexy —le conté sin poder evitar morder uno de mis labios.

—¿Quién? —preguntó divertida por la forma en que la había llamado.

—La castaña —comenté ahora frustrada recordando el motivo por el cual había bebido de más esa noche.

—¿Ya sabes su nombre? —negué pensando en que no había puesto atención en eso.

—El viernes que viene le preguntaré —contesté acomodándome en el sillón columpio de la esquina de la habitación.

—Vamos a Dallas, Roger dijo que te había comentado —puntualizó haciendo que diera una palmada en mi frente por olvidarlo.

—Es cierto, pero quedé de verla en Neptuno —aunque básicamente no quedamos quería ir al antro a buscarla.

—No Poché, iremos con los chicos —contradijo sosteniendo una de mis manos, —Vamos a desayunar.

Sin objetar algo me paré y caminé a su lado preguntándole por mi auto.

—Yo me lo traje —asentí mientras bajaba las escaleras.

—¡Buenos días señoritas! —nos saludó una de las muchachas de la casa acompañándonos a la mesa, —Estas son las opciones de desayuno del día de hoy.

—Gracias, danos dos minutos —le di la orden viendo cómo se alejaba, —¿Tienes idea de qué quieres? —pregunté a mi amiga.

—Hot cakes —propuso obteniendo mi consentimiento, —Y, ¿Alguna malteada?.

—Mucha azúcar, pero estoy de acuerdo —sonrió, —¿Escuchaste? —pregunté hacía la sirvienta.

—En seguida lo traigo señorita, —agradecí la atención retomando la plática con mi amiga.

Ese día pasó rápido, era domingo y como era costumbre fuimos de compras asistidas de Roi, quién al parecer nos seguiría acompañando; amaba tener mi propio auto, pero no me quería sentir responsable de eso cada que saliera con Pau así que lo tendría para ocasiones que de verdad lo ameritaran; mientras tanto luciría en el estacionamiento de la residencia como cualquier otro trofeo de la familia.

-

El resto de la semana transcurrió sin novedades, asistía a mis clases personalizadas, impartidas en la casa para poder graduarme en bienes raíces y continuar con el imperio que mi papá había construido. A veces me parecía totalmente innecesario puesto que tenía ya todo asegurado hasta el final de mi vida, pero otras veces pensaba que podía lograr más que eso, al menos era mejor en las cuestiones de relaciones públicas que con la actuación.

Mi abuelo era actor, y heredó ese talento a mi papá quién no se conformó con interpretar a algún personaje, así que decidió incursionar como director de cine, ganó bastantes premios y nunca paraba, hoy en día ese trabajo era su pasatiempo, ya que su experiencia en bienes raíces llevaba más de seis años.

Neptuno 26 | CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora