Botella

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Un silencio extraño hizo presencia en el auto, sujetaba mi mano con delicadeza como esperando que le contestara algo, pero no lo hice, solo dejé que siguiera hablando.

—Es que no sé cómo decirlo —molestia y un poco de enojo propio escuché de ella al ver como miraba hacia el parabrisas.

—No me gusta el misterio, dime —insistí en que se apresura a hablar escuchándola suspirar.

—Ayer por la tarde, durante la reunión que tuve llegamos a muchos acuerdos con respecto a la nueva administración de Gaia —asentí con tranquilidad inspirándole confianza, —Aun están abiertos varios proyectos que Juli no pudo atender y se quedaron en pausa, las personas siguen cobrando de eso y ya no están trabajando y tengo que hacer algo al respecto —intenté entender que era lo que trataba de decirme, pero no parecía externo a lo que ya sabía; —Existe una posibilidad de que la compañía de inversiones con la que trabajo adquiera la empresa y se expanda, todo esto por la última vez que perdí alrededor de 340 millones, ¿Recuerdas?

Con asombro volví a asentir, sabiendo que no hablaba de poco dinero, y ahora que lo pensaba no me había dicho que fuera una cantidad así.

—Bueno, me quedaré con la dirección y compartiré las acciones con un par de personas —aquel tema hizo que arrugara la frente, la última vez tuvimos una plática referente a la constructora hablaba de conservarla como patrimonio de ella y de su hermana, —En estos meses estaré viajando a las ciudades en dónde Gaia tiene parte para poner orden con el tema de los empleados y reorganizar a los gerentes de cada constructora.

Abrí mis ojos con sorpresa al entender la finalidad de todo lo comentado con anterioridad.

—Eso suena a mucho trabajo —fue lo único que pude decir pensando en que también sonaba a que pasaría algunos días lejos de ella y eso no me tenía muy contenta.

—Es temporal mientras se soluciona —sin estar muy convencida sentí un pequeño apretón sobre mi mano, —Y aún hay otra cosa.

—Dime —todavía sin alterarme le pedí que me contara.

—Para fin de mes tengo que ir a Minnesota —una mueca de tristeza se formó en su rostro reflejándola en el mío.

—Okay —suspiré apartando mi vista de ella. Daniela sabía que el fin de mes era mi cumpleaños y aunque nunca habíamos quedado como en hacer algo mencionó que estaría conmigo.

—Yo dije que para esa fecha no podría, pero es la que tiene más peso por resolver, después hay otro viaje a mediados de noviembre y uno a inicios de diciembre; espero terminar para ese entonces —siguió hablando haciéndome tener un sabor ácido en al boca.

—Esta bien, con Paulina seguramente armaremos algo —comenté tratando no enojarme porque ella tuviera que trabajar.

—Escúchame —sujetó mi barbilla, —Yo viajo el 27, espero estar aquí para el 31 —un puchero apareció al ver su rostro obligándome a mirar a otro lado.

—No te preocupes, es obvio que tienes prioridades —siendo un poco grosera retomé la posición adecuada al asiento.

—Tu eres mi prioridad —la volteé a ver incrédula, no quería seguir escuchándola, no en ese momento, no después de recordar que había decidió estar con ella antes de pasar tiempo con mis amigos, —Ven conmigo —soltó y en seguida negué moviendo el pie que al menos en días anteriores no había estado ocupando mucho.

—¿Podemos regresar con mis amigos? —mencioné sin pensar muy bien en lo que decía mirándola.

—¿A dónde? —preguntó para confirmar lo que había escuchado.

Neptuno 26 | CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora