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Sentir los labios de Mariana sobre mi cuello antes de provocarme satisfacción empezaron a irritarme, su mano en mis caderas y su boca encaminada a la mía hizo la que detuviera, pensar que eso hacía con su otra mujer me causaba nauseas.
—¿Qué haces? —mencionó molesta al ver que me había puesto de pie.
—Me voy para mi casa —sin decir algo más salí de la habitación para tomar control del auto, hasta llegar y encerrarme en mi piso por el mes siguiente.
Me rehusaba a mi realidad y a mis obligaciones, comencé a dejar de lado el club delegándole mis deberes a Taylor, quien no dejaba de mencionarme que Poché me había vuelto a buscar y que después de ese fin de semana a la única que había visto era a su amiga. Y sobre el negocio de mi padre y de mi hermana ni hablar, no era capaz de indagar en sus computadoras o ir a sus oficinas, tenía la absurda idea de que en algún momento volvería a verlos y me dolía tanto que no fuera así.
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Una noche antes de que volviera a Neptuno recibí de Mariana, la primera después de el desplante que le había hecho.
—¿Aló? —saldé con duda, no entendía le motivo de su llamada.
—Daniela, solo estoy llamando para avisarte que Victoria me llamó y está molesta —apenas dijo esas ultimas mi semblante cambió.
Victoria Irarrazabal era una mujer bastante especial en cuento a los negocios se trataban, conocida de muchos años atrás por mi esposa y por mí ya que pertenecía al mismo gremio al que nos dedicábamos, ella era la tercera socia de Juli a parte de mí y tal vez de ahí partía su molestia, no había hecho nada por la constructora desde que decidí deprimirme en mi departamento.
—Comentó que el fin de semana lo pasara en Los Ángeles y espera poder reunirse contigo —explicó mientras suspiraba, —Supongo que solo es cuestión de que le expliques que no has estado bien.
—¿Puedes enviarme el contacto? —pedí de buen amanera sabiendo que en algún momento iba a tener que enfrentarla, igual era parte de la constructora y sabía perfectamente que mi hermana no estaría feliz sabiendo que estaba descuidando la empresa a la que había dedicado los últimos años de su vida.
—¿Te invito a desayunar mañana y hablamos con ella? —propuso haciéndome tomar aire para lo siguiente que le diría.
—No creo que pueda —susurré, —Envíame el contacto a mi correo, ya voy a dormir, buenas noches —sin dejar que volviera a hablar terminé la llamada dejando el móvil en la mesita de noche.
Al acostarme solamente pudo venir a mi mente Mariana y la forma en la que me había comportado con ella, pero era cierto y apenas me daba cuenta, ya no estaba aportando nada a mi vida, la idea que tenía de quererla se había esfumado desde esa segunda vez que la encontré con otra persona y la tercera había sido mi limite, no lo podía permitir, no después de pensar en las palabras de mi hermana en la última charla que tuvimos.
Mariana no era la única mujer en el planeta, ese pensamiento había abierto la puerta para que la chiquilla de las puntas azules viniera a mi cabeza, ¿Qué habría sido de ella? Cerré los ojos para imaginar sus labios sobre los míos disfrutando lo que un solo pensamiento me provocaba. Algo que con Mariana no pude sentir la última vez que intentó estar conmigo.
Frustrada porque era la primera vez que pensaba en alguien más que mi esposa me levante para entrar al baño y darme una ducha larga, mañana volvería a mi rutina en el trabajo y estaba siendo hora de que afrontara lo que el destino quería de mí, aunque fuera solo trabajar para seguir viviendo tan bien como me gustaba.
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Neptuno 26 | Caché
FanfictionMaría José jamás pensó que esa noche su vida cambiaría de órbita y aunque comenzaba a girar en torno a ella, no estaba convencida de fomentar su espectáculo de exclusividad. Historia 100% original. Todos los derechos reservados® PROHIBIDAS COPIAS O...