Socia

31.2K 1.8K 1.6K
                                    

Me reacción ante lo escuchado ni yo misma la esperaba, realmente rogaba porque nos estuviera bromeando.

—¿Qué dices? —solté esperando me reafirmara que había escuchado correctamente.

—Mariana está dispuesta a comprarlo, y también está interesada en tu parte —la naturalidad con la que hablaba me hizo desconocerla.

—¿De qué hablas Street? —Abi volvió a preguntar, estaba igual de confundida que yo.

—Voy a vender mi parte de este club —sin ponernos más atención encendió el computador que estaba sobre el escritorio.

—¿Y cuándo lo decidiste? —la interrogué después de que me volteo a ver.

Levantó los hombros y luego volvió la mirada a la pantalla del ordenador.

—¿Daniela? —el cambio en mi voz fue evidente.

No entendía muy bien cómo me sentía al respecto, pero sabía que no era aún buen sentimiento, quizá estaba irritada por su actitud, o enojada por qué no me había tomado en cuenta.

—En Brasil —dijo de mala gana, —Mariana lo va a comprar así que ella será tu nueva socia —el asombro dejo de caber en mi cuerpo así que con un sonido deje salir mi inconformidad.

—¿Mi nueva socia? ¿Así, como si esto fuera cualquier cosa? —enmarqué una de mis cejas poniéndome frente a ella, moviendo con ligereza la computadora para que me mirara.

—Son cosas que pasan, ya no tengo tiempo para estar aquí y quiero dedicarme de lleno a la constructora —sus excusas no hicieron más que provocarme risa y rabia, no sabía en qué momento había dejado de ser importante para la toma decisiones que involucraran el club.

—Abi, puedes dejarme a solas con la señora —le dije a la castaña que había estado conmigo durante la noche. Daniela al escuchar mi petición tomó aire y echó la silla para atrás poniéndose de pie en cuanto Abisambra dejó la oficina.

—Está decidido y no discutiré del tema contigo —comentó desganada yendo a la esquina en la que descansaban algunas botellas para servirse un trago.

—¿Por qué? Solo quiero saber eso —la seguí con la mirada.

—Ya te dije, ya no me interesa nada que tenga que ver con este lugar —miró a su alrededor y luego volvió a tomar asiento.

—¿Y por qué ahorita y no cuando te lo pidió a cambio del divorcio? —arrojé sabiendo que era un tema delicado, pero no dejaría que por una frustración de momento o una decisión repentina viviera arrepentida el resto de su vida.

—No hablaré de ese tema contigo —siguió necia acercando la computadora a ella.

Enojada por la actitud que había estado teniendo tomé la copa que había dejado a su lado.

—¿Entonces con quién lo hablaras? —pregunté después de arrojar la bebida sobre el teclado de la portátil.

—¡¿Que mierda te pasa?! —Gritó poniéndose de pie.

—La computadora es o menos relevante ahorita —mi mirada se centró en sus ojos que de a poco fueron tomando de nuevo su color, después de estar casi negros por su enojo.

—¿Quieres que te responda por qué ahorita y no antes? —cuestionó aún a la defensiva rodeando el escritorio para volverse a situar frente a mi, —Es sencillo, en este momento su oferta es mucho más jugosa que en ese entonces.

—¿Por más dinero? —reí irónica —A ti no te hace falta dinero —insistí conteniendo el enojo que se expandía por la excusa me había dado.

Neptuno 26 | CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora