Colorada

26K 2K 1.5K
                                    

Reaccionando ante lo que había hecho fui tras ella evitando que Daniela subiera a la camioneta.

—Se va a ir conmigo, ya llegó mi chófer —anuncié viendo que Roi se estacionaba detrás de la Jeep.

—Vete con cuidado, yo me la llevo a ella —se burló pidiéndole a Daniela que subiera.

—Te dije que no —insistí haciendo que soltara a la castaña.

—Ya vete —gritó, —Yo la llevaré a mi casa y me aseguraré que este bien, al igual que Taylor.

Antes de que pudiera contestarte porque evidentemente la idea de que la llevara a su casa en ese estado no me parecía en lo absoluto Daniela nos interrumpió.

—Quiero irme con Poché —comentó para Abi, —Tenemos una conversación pendiente, —habló sujetando mi mano.

—Esa conversación la pueden tener luego —la morena insistió mirando muy seria a Daniela, —¿O que le vas a decir? —preguntó como haciendo que pensara en lo que quería hablar.

—Poché —presté atención a la castaña quién parecía tener mucho sueño, —Mañana te busco en Malibú, ¿Sí?

Aquello hizo que abrirla los ojos de par en par, ¿Qué insinuaba?

—Iré a su casa con Taylor a pasar el resto de la noche, ¿Sí? —con fuerza presioné los dientes tratando de contener la molestia que escuchar eso me generaba.

—Llegó Roi, podemos irnos tú y yo —comenté intentando que cambiara de opinión, pero al parecer estaba muy convencida de su decisión.

—Que él te cuide, mañana me comunico contigo —observando de reojo a Abi logré ver qué sonreía victoriosa porque al final era ella quien se la llevaría, —Te quiero, mía, —susurró antes de besar mi frente e irse de nuevo a la Jeep.

Me quedé inmóvil de lo perpleja que me había dejado ver como se iban, ¿Qué mierda me pasaba y porque no había hecho más al respecto?

Con fuerza di una patada al suelo deseando haber podido obligar a Daniela a irse conmigo, igual a Abisambra le venía valiendo lo que habláramos.

Suspiré fuertemente yendo hacia Roi, quién antes de saludarme notó mi mal humor.

—¿A dónde señorita? —por un momento pensé en lo que para ese momento pasaba por mi cabeza, hasta que puse pausa y decidí hacer las cosas por instinto para no arrepentirme.

Busqué en la caja fuerte del vehículo mis documentos, mismos que había guardado ahí desde que decidí no vivir temporalmente en Bel Air.

—Al aeropuerto —pronuncié buscando ahora en mi móvil algún vuelo para esa hora, por suerte llegaba a tiempo para el que salía a las 06:05 A.M.

Aguardado treinta minutos descendí del auto para encaminarme al aerolínea que viajaría para confirmar el pasaje que había adquirido en línea.

Yendo al mall más cercano me hice de un conjunto más reservado al que llevaba, tirando la ropa que me quitaba me coloqué un pants de Adidas rojo.

En la sala de abordar esperé veinte minutos antes de subir al avión, en dónde me quedé observando a la ventanilla.

Lo que estaba haciendo no estaba bien, pero igual lo haría, porque quería, porque podía y porque era una tonta.

-

Después de una escala en la Ciudad de México llegué a Mérida, un estado de ese país tan colorido. Al bajar del avión sentí el cambió de temperatura por el aire acondicionado que brindaba el aeropuerto.

Neptuno 26 | CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora