Discusión

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La evalúe a detalle, su semblante cambió ligeramente al pensar en su respuesta.

—Me refiero a que si estás aquí solo porque te lo pedí o porque quieres estar conmigo —terminar aquella frase fue más difícil de lo que esperaba.

—Porque quiero estar contigo —respondió antes de dejarme hablar, —Tu no me pediste que viniera porque si fuera por ti no me hubieras dicho que estabas acá en Mérida, al menos no hoy —comentó poniendo la palma de su mano sobre mi mejilla.

—¿Me quieres? —indagué evitando los pensamientos hirientes en mi propia contra, ¿Por qué estaba pasando de nuevo por eso?

—Te quiero, Poché —declaró acariciando mi piel con su dedo pulgar.

Bajé la mirada dejándome llevar por ese sentimiento del inicio.

—¿Por qué me quieres? —si quererlo comencé a sentir que mis labios temblaban y con ellos mis ojos dejaban ver algunas lágrimas, que aunque evité salieron a flote.

—Por lo que eres, cosita —con delicadeza su otra mano llegó a mi mejilla desocupada, estaba intentando que la mirara, —Te quiero por lo que me haces ser, te quiero porque hace mucho tiempo no me sentía de esta forma, me haces parecer como cualquier chica con su primer amor —sus palabras solo me hacían llorar más y aunque quería que la siguiera observando ya no podía, —Mírame, que aún tengo que decirte las razones más importantes por las que te quiero —siguiendo el tacto su nariz recorrió mis párpados y en seguida mis ojos se posaron en los de ella, —Te quiero por como eres, te quiero por tus berrinches y por tus celos, te quiero por lo mimada y consentida que eres y porque quiero ser yo quien te mime y te consienta cada que tú quieras; quiero tus instintos y arrebatos de viajar de forma inesperada —sonrió al mirar a nuestro alrededor —Te quiero por la forma en la que te quieres comer al mundo, te quiero porque a pesar de todo estás aquí preguntándome porque te quiero cuando bien pudiste no llegar o irte a otro país —su sonrisa volvió a ser parte de su rostro contagiándome su sentir.

—¿Por qué eres tan bonita conmigo? —pregunté con un toque de reclamo, no tenia derecho a tener ese efecto sobre mí, —¿Por qué yo si hay tantas chicas afuera con mejor estabilidad emocional? ¿Por qué yo si solo provocó peleas entre las dos cada dos días? ¿Por qué?

—¡Porque sí! ¡Porque te quiero a ti! —levantó la voz, —¡Porque estoy enamorada de ti! —estructuró aún fuerte poniéndose de pie, —Desde que te vi en Neptuno ya no pude alejarme de ti, ya no quise hacerlo —se acercó de nuevo, —Me gustaste desde ese momento y al paso de los días me di cuenta de lo difícil que era, no me rendí, te quería para mí, te quiero para mí.

—¡Pero no soy suficiente! —grité sosteniendo mi cabeza por un ligero mareo que había sentido, —Nunca lo seré.

—Lo eres, Poché —de nuevo esa voz protectora inundó la habitación, —Para mí eres mucho más de lo que te imaginas.

Sin poder responder nada al respecto busqué en ella un abrazo que necesité desde que la vi afuera de la habitación enojada por encontrarme en ese hotel.

—Si sigues siendo así conmigo fomentaras mi pensamiento de no querer estar lejos de ti, ni un centímetro —expresé sobre su pecho sin querer soltarla.

—No te quiero lejos de mí...

—No quiero volverme a separar de ti —dije enseguida reforzando mi amarre a su cuerpo, —No quiero que te vayas con alguien más si estoy yo, no quiero que veas en alguien más lo que yo puedo darte.

Su consuelo cobijó hasta el último pedazo rasgado que sentí en mi pecho. Me gustaba sentirla conmigo, me gustaba el aroma que emanaba y la firmeza con la que con sus manos me sostenían.

Neptuno 26 | CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora