Spirit

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—¿Ya se conocen? —la duda de Samuel me hizo recordar que debía tomar la mano del hombre que lo acompañaba.

—Eso parece —contesté, —Hola —dije para el otro aturdida por su presencia en mi casa.

—Por supuesto que nos conocemos, salimos a tomar una copa en Mérida donde Juan Carlos está grabando —Samuel asintió demostrándome que entre ellos había más confianza de la que me imaginaba.

—¿Conoces a mi papá? —pregunté para Franzo, quién asintió quitándose el saco que tenía encima y acomodándolo sobre el respaldo de la silla que tenía frente a él.

—Somos socios —sonrió mirando ahora a Paulina, —Hola —también la saludó dejándola boquiabierta.

—Tengo que decir que esto facilita las cosas —celebró mi profesor, —Franzo Padua será tu asesor durante tu trabajo terminal, mientras que yo me quedaré a cargo de ti, Paulina.

Aquella información traté de procesarla rápido, eso no en lo esperaba en lo absoluto, ni siquiera tenía la intención de volver a ver a ese tipo.

—Tengo que decir que aquella noche en Mérida pensé que tenía suerte al encontrarte, pero no se compara en ayudarte en algo como esto —el chico se refirió a mi con gusto.

—¿Quién decidió esto, Samuel? —ignorando a Franzo miré a mi antiguo asesor.

—Tu papá —rodé los ojos, —Mencionó que Franzo es un buen partido y que además es uno de sus socios con más presencia en Bienes Raíces así que mientras el no esté aquí...

—Trabajaremos juntos —completó el chico de barba, —Verás que seremos un buen equipo y podrás graduarte pronto.

Sin responder algo más tomé asiento frente a la mesa redonda que existía al centro de la biblioteca enlazando una llamada a Mérida con mi papá.

Un discurso preparado salió de su boca, seguía echando flores al hombre que me miraba de reojo mientras discutían el asunto de los asesores con Paulina.

Franzo es el único que puede guiarte como yo lo haré a mí regreso, hija —rendida porque nunca haría que cambiara de opinión me despedí cortando esa llamada.

—¿Ya te explicó? —se acerco tomando lugar en la silla que tenía al frente.

—Sí —fingí una sonrisa para después ver nuevamente mi teléfono.

—Mientras estemos en clases no podrás ver tu celular, es mucha distracción, a menos que ahí se encuentra tu cliente o las bases que debes mencionar cuando intentes ofrecer una casa —su comentario me hizo levantar una ceja, no iba a dejar que él viniera a decirme que hacer, no iba a dejar que arruinara mi día perfecto.

—Solo es un proyecto no te lo tomes tan a pecho —me puse de pie, —Se acabó la sesión para mí —sin dejar que dijera algo más salí de la biblioteca pensando en la necesidad que tenía por graduarme, ¿De verdad lo necesitaba?

Mis pensamientos nublaron mi vista haciéndome chocar con Valentina, quién levantando la mirada supo que se trataba de mi y me abrazó.

—Te he extrañado mucho aquí —dijo antes de soltarme, —¿Cómo te va con Daniela? —levantó ambas cejas con picardía.

—¿A ti cómo te va con el hermano de Roger? —su sonrisa no se hizo esperar así que ambas decidimos contarnos mientras esperábamos a que sirvieran la comida.

Media hora más tarde la biblioteca se desocupó, Samuel fue hasta el comedor para despedirse de mi acompañado de Franzo.

—Una disculpa si te incomodé —pronunció antes de irse, —Simplemente me puse nervioso, también fue sorpresa para mí que fueras la hija de mi socio, espero que tu pie vaya mejor.

Neptuno 26 | CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora