Paraíso

26.9K 2K 490
                                    

  —

Correspondí a sus arrumacos hasta sentir la puerta de cristal a mis espaldas.

—¿Soy tan insoportable? —se cuestionó colocando la palma de su mano sobre el vidrio, aún estaba frente a mí.

—No imaginas cuanto —molesté volviéndome a comer su boca, —Más cuando usas este tipo de blusas —comenté sobre sus labios aprovechando lo corto del crop top para acariciar su cintura y parte de su espalda.

Era obvio que ya me había fijado del cómo estaba vestida, traía un pantalón blanco y ese crop top amarillo pálido con mangas amponas, mismo que compramos junto con el vestido que yo tenía

—¿Entonces no te gusta cómo me visto? —alejándose un poco me miró con determinación.

—Siendo sincera me gustas más cuando te desvisto —aquella confesión hizo que enmarcara una de sus cejas.

Con rapidez atrapé sus mejillas llevando mis manos a su cabello, pasándolo por detrás de sus orejas para ver en su totalidad el esplendor de su rostro.

—Vamos a entrar —quiso desviar el tema, pero no la dejé, no permitiría que de la nada me diera para imaginar algo y de pronto ya quisiera tener una tarde relajada de spa, —Un rico baño de Sauna nos espera —trató de animarme, pero seguía sin hacerle mucho caso.

—El baño de Sauna nos lo podemos dar nosotras mismas mientras hacemos el amor en la tina de tu departamento —propuse notando un cambio evidente en su rostro, —Y también te parecerá rico, lo prometo —sin evitarlo sonreí por la imagen que tenía de las dos en ese momento.

Sin poner alguna otra resistencia accedió a regresar en dirección al valet parking para pedir de nuevo el auto.

-

Los pequeños besos de mi novia se expandieron por mi rostro haciéndome sonreír al abrir los ojos. Después de aquella parte del día, una siesta y un baño de tina con mi amor me sentía muy feliz y relajada.

—Te quiero —dijo en un tono que apenas pude escuchar mientras seguía acariciando mi rostro.

Volví a sonreí mientras me reacomodaba en la cama recordando lo que habíamos estado haciendo horas atrás.

Abrí de nuevo los ojos prestando atención en qué aún no se vestía, incorporándome un poco sujeté su nuca para poder besarla y atraerla de nuevo encima de mí. Sentir de nuevo el calor de su cuerpo sobre el mío liberó una serie de sensaciones inexplicables.

—Tenerte encima es lo mejor de mi cumpleaños —su risa apareció mientras sus besos invadían parte de mis mejillas y mi cuello.

—Debemos pararnos porque aún hay muchas cosas que debemos hacer —anunció con intenciones de bajarse de mí, cosa que no le permití.

—¿Sabes que yo soy feliz estando así contigo? —asintió al dejar un beso en mi nariz, —¿Entonces por qué ya te quieres ir?

—Quiero que nos vayamos porque aún muchas cosas por hacer, en unas horas más tus amigos comenzaran a llegar a tu fiesta —explicó y yo solo pude prestar atención en el cómo caía su cabello por su rostro.

—Tu cara no puede ser real, tú cuerpo, tú toda —me distraje admirándola de nuevo despejando su boca para volverla a besar, bajando después mis manos por su espalda hasta posarlas en su trasero.

—Tú ganas —suspiró abriéndose espacio entre el hueco de mi cabeza y uno de mis hombros para ahí acurrucarse después de jalar una sábana para taparnos.

Y así fue que dormimos un rato más hasta que una alarma proveniente del teléfono de Daniela comenzó a molestar, ella aún dormía sobre mí y no me gustaba la idea de que se despertara por culpa del estúpido celular.

Neptuno 26 | CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora