Penthouse

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Me incorporé después de sentir el efecto del alcohol sobre mi cuerpo, aún estaba bien, pero quizá una gota más de ese whisky y todo comenzaría a complicarse.

Laura había estado intentando distraer mi mente en contarme sobre su trabajo, pero esos solo me volví a aterrizar en mi papá.

Durante el tiempo en el que llegó Daniela, Laura me había ofrecido un conjunto de pants para que me sintiera más cómoda, habían pasado alrededor de quince minutos y esperaba que no tardara.

El timbre del interphone resonó en toda la casa, en ese momento y acompañada por Laura comencé a caminar hacia la puerta de la residencia.

Antes de que la abriera, observé a la única mujer que hacia que mi vida no fuera tan mierda, su aspecto parecía preocupado, tenía la mirada en un punto fijo y las llaves de su auto caían desde una de sus manos.

El sonido que indicaba que la puerta se estaba abriendo hizo que pusiera sus ojos sobre mí. Sentí mi corazón estrujarse al verla caminar en mi dirección.

Sin decir palabra alguna sujeté con fuerza su espalda, sintiendo como ella sostenía de la misma forma mí cuerpo. Sin poder controlarlo volví a llorar sintiendo como trataba de calmarme.

Aspiré una y las veces necesarias su cuerpo, mis manos se aferraban a ella, mi cabeza solo quería descansar sobre su hombro.

Durante todo el día ella me había hecho falta, ella era a quien necesitaba para poder calmar mi interior, ella era quien me susurraba en silencio que estaría conmigo y que todo estaría bien.

—Vamos a casa — murmuró besando mi frente, —Ven —con delicadeza me guió hasta el asiento del copiloto, en donde, después de colocarme el cinturón cerró la puerta.

La miré intercambiar un par de palabras con Laura antes de que ocupara su lugar al volante.

Me recargué sobre el asiento repitiendo la escena que había tenido con Susei, las lágrimas no cesaban, me sentía mal de haber estado ahí, no comprendía el momento en que todo tomo un rumbo descontrolado. Y después estaba lo de su supuesto embarazo.

Grité internamente de solo imaginarlo, llevé mi cuerpo hacia adelante sosteniendo mi cara sobre mis manos. En ese momento me lamentaba de no haber bebido más.

Cuando volví a recargarme sobre le respaldo observé de reojo a Daniela.

—Perdóname —hablé entre dientes aun en medio de mi llanto.

Noté que posó sus ojos sobre mí y negó, en seguida me ofreció una de sus manos. La sujeté volviendo mi atención a la carretera, hasta que perdí lo sentidos al quedarme dormida.

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El roce de algo en mi cara hizo que mis ojos se abrieran de momento, tardé un par de segundos para ubicarme en el lugar que estaba encontrándome con el rostro de Daniela un tanto divertido.

—Lo siento —pronunció terminando de quitar el cinturón que sujetaba mi cuerpo.

Volví a cerrar los ojos mientras sentía que el dolor en mi cabeza comenzaba a tomar lugar.

—¿Entramos? —preguntó acariciando ligeramente mi rostro.

Mis ojos se volvieron a fundir en los de ella, parte de su cabello se detenía por su oreja y lo demás caía por su rostro.

Sin pensarlo me acerqué brindándole un beso sobre su boca, al separarme saboreó sus labios y ahora era ella quien me besaba a mí.

Suspiré al oírla insistir en que bajara, de nuevo empezaba a pesar todo lo vivido esa noche.

Neptuno 26 | CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora