Pasillo

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La peligrosidad con la que su boca rondaba cerca de la mía me daba escalofríos. Una de sus manos descansaba en mi cintura y la otra aún en mi mejilla trataba de volver mi rostro hacia el suyo.

—¿Qué piensas? —habló al ver que no me movía.

—No quiero que pase nada —bajé la mirada, —Desde la otra noche te dije que yo la quiero a ella y no voy a arruinarlo, —murmuré.

—Ella se fue con Abi —aquel tema aún me ponía sensible y enojada así que solo levanté los hombros desesperada.

—Y yo contigo, no tengo remedio —como pude me libré de su amarre y corrí hacia mi habitación, en dónde entré sin voltear para atrás.

Me recargué sobre la puerta al cerrarla sintiéndome la persona más estúpida del mundo por lo que había hecho, por lo inmadura e inestable que era. Y por haber considerado pasar la noche con ella.

La puerta fue golpeada haciendo que mi corazón latiera de forma incontrolable.

—Poché, no quiero que te enojes conmigo, si no quieres que suceda nada no pasará —la voz de Laura hizo que mi culpabilidad aumentara.

—Ve a tu habitación —le indiqué aún sin abrir —No imaginas el miedo que me da pensar que Daniela se encuentre en una situación así con Abi.

Recargando nuevamente mi cabeza contra la puerta esperé algunos segundos, confiando en que se había ido, pero estaba equivocada, la puerta volvió a ser golpeada.

—Laura, por favor —abrí decidida por hacer que me dejara de insistir encontrándome con quién menos esperé ver en ese momento.

—Buenas noches —pronuncio de forma sería cruzando sus brazos.

Exhalé con dificultad tratando de procesar que la castaña se encontraba ahí, junto a ella estaba Laura y luego Abisambra.

—¿Qué haces aquí? —sus ojos se abrieron sorprendida tras mi pregunta, su cabello estaba ondulado y la ropa deportiva que llevaba hizo que me sintiera acalorada.

—¿Puedo entrar? —sin decir algo más abrí un poco más la puerta para hacerme de lado y permitir que entrara, mientras tanto observé a Laura quién sostenida por Abisambra también me veía.

—¿Cómo supiste en donde estaba? —tomé la palabra después de cerrar la puerta.

—Tu amiga Laura publicó por la mañana una historia de lo bien que la estaban pasando en la playa —comentó con recelo situándose frente al tocador.

Volteé los ojos al no considerar que eso podría suceder.

—¿Era necesario venir hasta acá para reunirte con ella? —cuestionó evitando su mal humor, —De no ser por Abi estaría en Los Ángeles esperando por nuestra cita de mañana.

Volteé los ojos tras escucharla nombrando a su amiguita, misma que la había acompañado; la responsable de que yo estuviera hospedada en ese hotel.

—Dime, ¿Por qué lo hiciste? —insistió en su reclamo haciéndome fruncir el ceño.

—¿Tengo que recordarte lo que pasó hace dos noches? —pregunté cruzándome de brazos.

—Cuando te llamé te dije que quería explicarlo... —trató de hablar silenciada nuevamente por mis palabras.

—Todo estaría muy bien entre las dos si esa noche te hubieras quedado conmigo y no con la avispa que está afuera esperándote —nuevamente giré los ojos con intenciones de comenzar a caminar a lo largo del cuarto.

Neptuno 26 | CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora