Flotar

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Mientras trataba de mantener mi atención en la avenida por la que manejaba Poché se empeñaba en distraerme, y la verdad era que no me estaba molestando en lo absoluto.

Estacioné en el auto en el cajón correspondiente y tomándola de la mano la llevé hasta el lobby del edificio para subir el ascensor. La había traído al penthouse de Jualiana.

—¿Aquí te hospedas? —preguntó al entrar al piso que de modesto no tenía nada.

—Algo así —quise contarle que era parte de mi hermana y todo eso, pero creí que era mejor terminar lo que empezamos en el auto.

Y ella también lo había visto de esa forma.

Me preguntó sobre mi habitación y ahí me encerró con ella para luego volverme a besar.

Las sensaciones se expandían por todo mi cuerpo haciéndome tiritar, sus labios succionaban mi cuello a su gusto, me estaba terminando de encender y fue cuando cedí por completo. 

Me tenía, y quedaría dejarle saber esa tarde que era tan de ella como la primera vez, siempre había sido de ella.

-

Su ojos sobre los míos evaluaban mi aspecto, nos encontrábamos sobre la cama después de aquel encuentro que tuvimos y el silencio reinaba entre las dos.

Sonreí débilmente mirándola acomodarse boca arriba, colocó una mano en su frente y luego dejó salir aire de sus labios.

Sin querer romper el silencio me acerqué a ella y abrazándola recargué mi cabeza en su pecho manteniéndome ahí hasta que volvió a girarse en mi dirección.

—Ya me tengo que ir —pareció estar convencida de su palabras y eso inmediatamente me alertó.

—No, no tienes que irte —le dije en voz baja sin querer soltarla, de un momento a otro sentí que mi vida se volvía a desnivelar.

—No quisiste que me quedara —mencionó con tristeza acariciando mi espalda.

—¿Puedo explicar por qué pasaron las cosas? —levanté un poco la cabeza para mirar sus ojos, guardó silenció. —Se salió de mis manos —suspiré recordando el momento en que acompañé a Mariana a la boda de Juan Carlos, y todo el desastre que había conllevado.

—No quiero pensar en eso —dictó abrazándome a su cuerpo, —Quiero dormir un rato —murmuró luego de posar su cabeza por encima de la mía para ahí quedarse dormida, y yo hice lo mismo.

-

Me removí sobre la cama buscando el cuerpo de Poché como lo recordaba antes de dormir, pero ya no estaba ahí. Me paré de inmediato para ir al baño y buscarla en aquel cuarto, seguía sin haber rastro de ella.

Maldije internamente colocándome una nueva muda de ropa y antes de salir de la habitación miré la hora. Llegué a la sala del departamento para confirmar que Poché se había ido, me había dejado ahí aún sin importarle nuestra platica previa a quedarnos dormidas.

Sujeté mi estómago por la sensación que se generó tras ese hecho.

El sonido de la puerta me hizo dejar de pensar en lo sucedió dando paso a Juliana entrando con un par de cafés en sus manos, al verme se apresuró para llegar a mi lado.

—Que bueno que estás aquí —mencionó saludándome, —Nunca me contestaste el teléfono —dejó uno de los vasos de café en mis manos y luego se sentó en uno de los banquitos de la isla, —¿Cómo estuvo, platicaron?

Antes de responder tomé asiento frente a ella dándole un sorbo a mi bebida.

—Me acosté con ella —confesé escuchándola toser, se había sorprendido por lo que le contaba.

Neptuno 26 | CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora