La Manada [BTS]

34. Jurisdicción

- ¡SooBin! - Gritó el omega desgañitándose. - ¡Ven aquí ahora mismo! - Su padre, preocupado y alterado no dejaba de gritar desde el porche de su casa.

- Pero papá, sólo vamos a jugar con la pelota.

- ¿Es que acaso no has escuchado lo que ha dicho tu padre? - No estaba enfadado realmente, de hecho, estaba a punto de echarse a llorar.

- Papá dijo que no fuéramos al bosque pero sólo vamos a...

- ¡Kim SooBin! Como no entres en la casa ahora mismo juro que te castigaré...

- Hobi, cálmate. - NamJoon se acercó a su omega para tranquilizarlo. - Estás asustando a los cachorros.

- Pero NamJoon,  nos están atacando. ¿Y si hay más trampas?

- He rastreado la aldea y las zonas del bosque más próximas varias veces. No hay ningún cepo cerca, y mucho menos dentro del claro. Los pequeños no saldrán. - Le aseguró.

- Pero podría haber otros tipos de trampas. Venenos o cualquier cosa. - Dijo aterrorizado. - Los cachorros lo patean todo correteando por ahí y luego se llevan las manos sucias a la boca. Podrían...

- HoSeok, amor mío. - El alfa le habló con toda la calma posible - Nadie se ha acercado tanto a la aldea como para poder hacer algo así. Lo habría detectado y lo sabes. Y no sólo yo. Mi rango es más amplio pero si un extraño se acercara tanto cualquiera lo hubiera podido oler. Las trampas estaban lejos, no tienes que temer mientras se mantengan cerca.

- Pero Nam... - Estaba completamente aterrorizado. Durante la noche, había bajado varias veces a asegurarse de que los niños dormían plácidamente en sus camitas. El alfa le abrazó con fuerza.

- Está bien. Me aseguraré de que todo está limpio pronto. Ya he hablado con el capitán Yun. Estará a punto de llegar. Lo voy a solucionar. - Moqueando, HoSeok asintió nervioso. NamJoon le abrazó con más fuerza. - No dejaré que os pase nada.

- Lo sé. - Que estuviera asustado no quería decir que no confiara en su alfa.

- SooBin. - Le llamó. - ¿Por qué no jugáis a otra cosa y os quedáis cerca del porche para que papá pueda veros?

- Pero papá... - Se quejó el pequeño.

- Obedece, hijo. - No hacía falta que lo dijera con dureza. No sólo era su padre, sino que era el alfa de la manada y todos los demás cachorros también sentían esa influencia en ellos. Era imposible que no le hiciera caso. De hecho, SooBin, por la confianza de ser su hijo y la soberbia de ser el próximo alfa de la manada, era el cachorro que más se atrevía a oponérsele, aunque siempre acababa haciendo lo que su padre decía.

- Capitán Yun, ¿por qué tenemos que ocuparnos de los asuntos de los lobos?

- ¿A qué te refieres? Son ciudadanos de Seúl. - Dijo el hombre. - Sus problemas son cosa nuestra como los de cualquier otro.

- Pero esos tipos viven fuera de la ley. Seguro que nos llaman por alguna estupidez interna que deberían solucionar por sí mismo. Algún asunto de bestias.

- Ten cuidado con las cosas que dices, agente Xan. Eso podría ofender a mucha gente en este bosque. - El experimentado capitán no iba a enaltecerse por escuchar la opinión de su nuevo y joven compañero. - Pero te aseguro que el alfa de Bukhansan no nos habría llamado de haber podido solucionarlo por sí mismo. Los cambiaformas son muy suyos y no les agrada que extraños lleguen a su territorio.

- Su territorio. - Bufó el agente Xan. - El bosque no es suyo, sino del pueblo.

- Es el hogar de sus familias desde hace muchas generaciones. Ellos cuidan del bosque. - Pronunció.