51. Nada que temer

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- Hemos quedado con NamJoon y los demás aquí. - Anunció YoonGi mirando el móvil. - Dicen que no tardarán en llegar.

- ¿Le has dicho ya a tu madre que pronto iremos para allá? - Preguntó HoSeok.

- Sí... - Murmuró YoonGi. - Le he enviado un mensaje. Dijo que estaba ansiosa por ello. - Puntualizó. - No sé si eso es bueno o malo o...

- Debes estar nervioso. - JiMin apoyó una mano sobre el hombro de YoonGi intentando ofrecerle consuelo. - Pero no tienes motivos para temer nada. Tu madre sin duda te dará las respuestas que estás buscando.

- Ya... ¿pero y si las respuestas que encuentro no son... de mi agrado? - Comentó inseguro.

JungKook desvió la mirada a sabiendas de qué clase de respuesta sería la que YoonGi no quería obtener. No quería descubrir que podían ser hermanos. Hijos del mismo padre. Si fuera así, todo cambiaría para YoonGi. Ya no le vería como nada más que su hermano. La familia de JungKook tampoco era dada al incesto, pero YoonGi realmente parecía odiarlo. Simplemente inconcebible para él. Si su relación quedaba rota, eso afectaría a todo el harén. Además, si sus celos realmente seguían coincidiendo... No. JungKook temblaba de sólo pensarlo. Pero eso no era lo más importante. No quería que YoonGi se alejara de él. No quería perder su amor.

- Buenos días, hijo. - Una señora interrumpió los pensamientos del menor del harem. - ¿Conoces el camino de Dios?

- ¿Dios? - JungKook torció el gesto con curiosidad.

- Sí. - Se unió con ímpetu una linda joven que acompañaba a la señora. - Dios tiene un camino para todos nosotros. Si estás perdido, Dios conoce tu camino correcto y nuestra iglesia puede ayudarte a encontrarlo.

- Yo... - Dudó JungKook.

- Disculpe. No nos interesa. - Intervino YoonGi con educación.

- Muchacho, quizá a ti no te interese, pero tu amigo aún puede ir por el camino correcto. - Respondió la mujer más mayor.

- No es mi amigo solamente. Es mi compañero de harén. Somos omegas y nuestra única diosa es la Luna llena. - Formuló con severidad enfrentando a la mujer. Ninguno de los demás comprendió por qué se comportaba tan bruscamente por enorgullecía a los suyos hablando con tanta firmeza.

- ¿Crees que porque blasfemes de ese modo nos ofendes? - Dijo la joven seria pero sin alzar el tono. - Ofendes a Dios y te avergüenzas a ti mismo.

- Con esa clase de cosas no se bromea, chico. - Le regañó la mayor.

- Pero... es la verdad. - Aseguró JiMin. Ante la inequívoca sinceridad del omega, las dos religiosas dieron un paso atrás alarmadas.

- Sé muy bien qué opinión les merecemos los de mi especie. Así que no pienso discutir con ustedes. - Sentenció YoonGi. - Apartémonos de aquí. Esperemos más allá. - Les dijo a los demás.

- No sois hijos de Dios. - Bramó de pronto la señora. - Sois una burla del diablo. Criaturas infames expulsadas del paraiso.

- No hagáis caso. - Les dijo YoonGi cogiendo la mano de HoSeok. No permitiría que alguien así amedrentara a los suyos. - Debes estar a punto de llegar.

- La Biblia lo dice claramente. Un matrimonio sólo se compone de hombre y mujer. Sólo la mujer tiene la virtud de dar vida. - Continuó atacando la mujer.

JiMin se aferró a su propio vientre afectado. ¿Y qué era lo que había hecho él más que darle la vida a su amado hijo? De repente echaba de menos a su pequeño y quería volver a casa.

- ¡Engendros! - Exclamó alzando la mano amenazante. La gente alrededor empezaba a mirarles fijamente, tanto a ellos como a las dos religiosas, algunos con lástima, otros con desagrado. - Volved a vuestro bosque donde vivís como bestias. No hay lugar para vosotros entre las criaturas de Dios. - Decía aún con el brazo en alto. - No sois más que...

La Manada [BTS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora