38. El lugar al que pertenecer

3.4K 404 100
                                    

A esas tardías horas aún quedaban unos pocos cambiaformas fuera de sus casas. No le dieron importancia a que el alfa se paseara desnudo frente a ellos en su forma humana, pero si se sintieron un poco alarmados al ver que traía consigo a su omega en brazos. Pensaron que tal vez se encontraba mal o había tenido algún accidente. Pero al oler el fuerte aroma que desprendía YoonGi, sus dudas se despejaron y en silencio se regocijaron por la situación. Había llegado su momento. Por fin sería uno con su alfa.

Sólo Jackson y JiHo hicieron un gesto al alfa. Se limitaron a inclinar sus cabezas y NamJoon les respondió de igual forma. Ellos, junto con Jin, se encargaban de liderar la aldea mientras NamJoon atendía sus otros placenteros deberes como alfa. Los omegas eran muy importantes para la manada. Aunque fueran tratados como iguales por todos, tenían un sentido espiritual. Eran ellos quienes daban a luz a los cachorros del alfa continuando así con la estirpe de la manada. El respeto y la devoción que se sentía por ellos otorgaba una sensación de solemnidad y unión. La manada los consideraba importantes, eran símbolos de prosperidad y siempre velaba por su cuidado y salud. El tiempo que un alfa le dedicaba a sus omegas era casi sagrado para ellos. Nadie les deseaba mal alguno y los más devotos rezaban a la Luna por ellos.

Al entrar en la casa NamJoon le sentó en la encimera de la cocina. Tenía que reconocer que le parecía muy tierno ver sus piernas colgando. La casa estaba en silencio, todos parecían haberse ido a dormir cuando Jin se asomó por el alto de la escalera.

- ¿Todo bien?

- Sí, Jin. - Respondió el alfa. - Me tomaré la infusión y le llevaré al nido. - YoonGi se encogió contra el pecho del alfa al oírlo. No podía creer que hubiera llegado el momento y al mismo tiempo el calor que le embargaba le rasgaba por dentro para que así fuera.

- ¿Necesitas que haga algo? - Dijo Jin.

- No, cariño. Ve a dormir ya. - Le pidió. - Se nos ha hecho tarde.

- Está bien. Os dejo solos. - Sonrió. - Si necesitáis cualquier cosa avisadnos.

- Duerme bien, amor. - Se despidió NamJoon.

- Vosotros no. - Dijo guiñando un ojo y volviendo a la cama. NamJoon entornó los ojos y rió.

- Voy a prepararme el té de acónico. - Le comunicó a YoonGi, pero en cuanto se apartó de él, el omega le agarró del brazo y soltó un gemido involuntario. NamJoon volvió a su lado, abrazándole. - Calma. Estoy aquí. No me voy a ningún lado.

- Lo siento. No he podido evitarlo. - Se lamentó inseguro.¿Por qué tenía que ser así? Sabçia que NamJoon no le iba a dejar.

- No te disculpes por eso. He sido muy brusco separándome. - NamJoon lo entendía. El comportamiento que para YoonGi no tenía sentido para NamJoon era lo más natural del mundo. - Has pasado toda tu vida teniendo referencias humanas, pero eres un omega, YoonGi. Todos los comportamientos que has observado e imitado no tienen por qué ser iguales a los tuyos. Los iremos experimentando juntos, poco a poco. ¿De acuerdo? - El corazón de YoonGi latía con fuerza y sentía que a penas podía controlar su cuerpo.

- Vale, pero no me sueltes. - YoonGi era  un omega independiente y despegado. Cuando quería su lengua podía ser afilada. A simple vista no era el prototipo de omega cariñoso. No era que a NamJoon le molestase eso, en cierto modo también lo admiraba y le encantaba. Pero tenía que reconocer que ahora se veía completamente adorable. - Si lo pienso racionalmente, sé que no vas a ir a ningún lado pero... No me siento bien si lo haces.

- Está bien. Sé que lo entiendes. - Le calmó acariciando su mejilla. - Pero no puedes evitar sentirte vulnerable. Es normal. Es correcto. No me alejaré, pero tengo que hacer el té. Lo necesito, cariño. Estoy empezando a ponerme un poco nervioso. - Era un eufemismo. Se habían alejado demasiado en el bosque y cargarle todo el camino, con su fuerte olor contra su nariz, había sido una tortura. En ese momento, se controlaba a duras penas. Todo su cuerepo vibraba por tenerle entre sus brazos. Pero no podía permitir que YoonGi se sintiera inseguro o asfixiado al tomarle. Más siendo la primera vez entre ellos. Tenía que conducirle con cuidado para no asustarle. La marca tenía que ser colocada correctamente también. - Hagamos una cosa, mi amor. Dame la mano. Lo haré rápido y no te soltaré. ¿Te parece?

La Manada [BTS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora